Fue la primera en hablar y entró a muerte. Con un ataque en toda regla a su rival, la candidata del Frente Nacional (FN) a la presidencia francesa, Marine Le Pen, marcó el tono de agresividad bajo el que transcurrió el debate cara a cara televisado que le enfrentó a Emmanuel Macron, candidato de En Marche! y claro favorito a sustituir al socialista François Hollande en el Elíseo. Los que esperaban un duelo de alto voltaje no fueron decepcionados: fueron dos horas y medias de un tenso cuerpo a cuerpo en el que ambos candidatos enfrentaron sin ninguna concesión su visión de Francia y Europa y sus programas diametralmente opuestos.

“Usted es el candidato de las finanzas, de la mundialización salvaje, de la precariedad, de la brutalidad social”, fue el primer disparo de Le Pen, fiel a su estrategia de recordar el pasado de Macron como banquero de Rotschild y ministro de Economía de Hollande. Un ataque al que el candidato centrista respondió con idénticas armas, recordando un pasado del que la candidata trata de desmarcarse. "Usted es la auténtica heredera de un apellido, de un partido, de un sistema que prospera en la cólera de los franceses. Desde hace 40 años tenemos a los Le Pen candidatos".

El normalmente comedido Macron mostró anoche su lado más duro para responder uno por uno a todos los golpes que recibió de una candidata que siempre se ha mostrado más agresiva. “Usted dice todo lo que va mal, pero no propone nada. ¿No tiene nada que proponer?”, espetó en un momento.Y en relación a la imagen catastrofista que transmite Le Pen de Francia, Macron calificó a su rival “candidata de la derrota” frente a “la candidatura de la conquista”, la suya.

La reforma laboral

La economía ocupó también buena parte del debate. Macron volvió a defender la reforma laboral que está en el centro de su programa y que priorizará los acuerdos empresariales por encima de los sectoriales, una medida que, según dijo, “dará agilidad a las empresas y seguridad a los trabajadores”. Para Le Pen, en cambio, se trata de una propuesta que solo traerá “precariedad” y fabricará “más parados”.

Macron dijo entender la cólera de muchos de los electores franceses que votaron por el Frente Nacional pero le dijo claramente a Le Pen que no es ella la solución, que su “discurso del odio solo atiza la cólera”.

La agresividad de Le Pen forzó a Macron a elevar el tono, aunque no perdió la serenidad y frialdad ante el tono mitinero que tuvieron algunas de las intervenciones de la dirigente ultra. Por primera vez desde 1981 -cuando tuvo lugar el segundo debate que enfrentó a François Mitterrand y Valéry Giscard d’Estaing- las cámaras volvieron a mostrar planos de los dos candidatos mientras hablaba el rival. Se vio a Macron escuchar, a Le Pen gestualizar.

El cuerpo a cuerpo de dos horas y media de duración en horario de máxima audiencia pudo no haber dejado indiferente a nadie pero queda en el aire saber si habrá servido para movilizar al gran número de abstencionistas e indecisos que reflejan todavía los sondeos entre los electores que en primera vuelta apoyaron al candidato conservador, François Fillon, y al de extrema izquierda Jean-Luc Mélenchon. Las encuestas sitúan la abstención entre el 22% y el 28%, lo que favorece a Le Pen en el tiempo de descuento.