“Francia ha vuelto”. El mantra predilecto de Emmanuel Macron para promover el pretendido regreso de Francia como actor indispensable en la escena internacional se puso de manifiesto este miércoles ante las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos, donde el presidente galo se atrevió a presentar una visión del mundo diametralmente opuesta a la defendida por su homólogo, Donald Trump.

En un discurso largo y puntuado por las numerosas ovaciones del hemiciclo, Macron clamó contra las guerras comerciales y el desdén hacia el cambio climático, advirtió sobre los peligros del nacionalismo y el aislacionismo, y defendió los derechos humanos y las instituciones internacionales. Sus palabras fueron una impugnación de lo que Trump representa, el mismo Trump con el que mantiene un idilio que ha convertido a Francia en el principal aliado europeo de su Administración.

Vestido con un traje de chaqueta oscuro y una corbata azul marino, Macron subió al estrado que otros de sus predecesores ocuparon en su día. No solo Charles de Gaulle, que habló exactamente hace 58 años ante las dos cámaras del Congreso, sino también Pompidou (1970), Miterrand (1984), Chirac (1996) y Sarkozy (2007).

El presidente francés empezó hablando de los valores compartidos que unen a los dos países desde los albores de la independencia estadounidense, cuando Francia respaldó a los revolucionarios capitaneados por Washington, Jefferson y Franklin. Y no tardó en saltar al presente. "Hemos pagado un precio horrendo por la libertad y la democracia", dijo refiriéndose a los ataques terroristas sufridos por los dos países. "Nuestros valores occidentales están en peligro".