La huelga docente se ha convertido en la gran piedra en el zapato de un Mauricio Macri que sigue perdiendo popularidad y al que cada vez le cuesta más caminar hacia su ansiada reelección como presidente de Argentina. Unas 300.000 personas han rodeado la sede presidencial en defensa de la educación pública. Lo han hecho en el marco de la llamada Marcha Federal, que ha reunido en la ciudad de Buenos Aires a maestros de todo el país. La protesta ha sido precedida por semanas de conflicto reclamando la apertura de unas negociaciones salariales para las que no se augura un horizonte de resolución.

Macri afronta un conflicto clave. El Gobierno cree que si tuerce el brazo a los docentes y estos aceptan el módico incremento salarial del 18%, menor que la inflación calculada para el 2017, se disciplinará a buena parte del movimiento obrero en un año electoral.

"CAER" EN LA ESCUELA PÚBLICA

Los maestros no han ocultado su enojo en las calles de la capital. Los cánticos eran especialmente dirigidos al presidente. El pasado martes, Macri habló de “la terrible inequidad entre aquel que puede ir a una escuela privada versus aquel que tiene que caer en la escuela pública”. La idea de la educación estatal como “caída” enardeció a los docentes. El presidente recurrió a esa analogía para presentar los resultados de unas pruebas al alumnado a nivel nacional según las cuales casi la mitad de los adolescentes tienen problemas de comprensión de textos. En esa oportunidad, el jefe de Estado responsabilizó a los sindicatos de “destruir la educación pública”.

“Vienen a por la educación, vienen a por la mercantilización”, ha dicho Sonia Alesso, secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera), durante el acto celebrado en la Plaza de Mayo. “El Gobierno nacional viene sosteniendo un ataque contra la educación pública, desprecia a los científicos y a los universitarios. Si no escucha a estos miles de docentes, este conflicto no se va a solucionar”, ha añadido.

El ministro de Educación, Esteban Bullrich, ha asegurado por su parte que la mayoría de los docentes “no coincide” con las medidas de fuerza que, ha sostenido, “atentan” contra la escuela estatal.

POPULARIDAD EROSIONADA

El conflicto docente tiene lugar en momentos en que la promesa de una reactivación de la economía no encuentra cauces en la realidad. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Precios (INDEC), el último trimestre del año pasado se cerró con un retroceso de 2,3% del PIB debido a las caídas en el consumo, la industria y la construcción. Los números del 2017 tampoco parecen auspiciosos. En medio de nuevos aumentos tarifarios de la luz y el gas, las ventas de los grandes centros comerciales cayeron 15 puntos porcentuales respecto de la inflación, también según el INDEC.

El problema docente y los conflictos de intereses entre el Gobierno y la familia Macri son algunos de los episodios que han empezado a erosionar la popularidad del mandatario. Una encuesta de Management & Fit revela que por primera vez desde que asumió la presidencia, su imagen es más negativa que positiva. El 44,2% de los argentinos desaprueban la forma en que está conduciendo el Gobierno nacional, contra el 40,2 % que todavía cree en él.