Para superar el bache de la derrota electoral en las presidenciales del 2017, darle un nuevo barniz de respetabilidad y abrir la vía a las alianzas con otras fuerzas políticas, el Frente Nacional, fundado en 1972 por Jean Marie Le Pen con los neofascistas de Orden Nuevo, cambia de nombre.

Fue Marine Le Pen quien anunció en la clausura del XVI Congreso celebrado en Lille su propuesta de rebautizar a la formación con el nombre de Agrupación Nacional. «Este nombre, Frente Nacional, es portador de una historia épica y gloriosa que nadie debe negar, pero para muchos franceses es un freno psicológico», justificó Le Pen. «Si queremos gobernar, debemos hacerlo por los franceses y con quienes comparten nuestro inmenso amor por Francia», continuó.

El adjetivo nacional, no obstante, se mantiene porque figura «en el corazón» del proyecto del movimiento que, a partir de ahora lanza una nueva estrategia para aglutinar a las fuerzas políticas que defienden «una nación unida en defensa de su soberanía». «Nuestro objetivo es claro: el poder», dijo. Su apuesta es que la nueva marca facilitará las alianzas, sobre todo a nivel local, donde el FN quiere aumentar su implantación y ampliar su base electoral.

De momento su proyecto se ha topado ya con la negativa de la derecha gaullista. El líder de Los Republicanos, Laurent Wauquiez, descartó claramente esta posibilidad, por más que su electorado comparta algunos postulados defendidos por Le Pen.

Tras haber recibido el visto bueno de una corta mayoría de la militancia (52%) el nuevo nombre tendrá que ser validado ahora por las bases en las próximas semanas, aunque no se puede decir que la idea de olvidar la marca tradicional del partido suscite un entusiasmo excesivo.

Para el miembro de la Ejecutiva del FN, Nicolas Bay, el nuevo nombre es también un cambio de dimensión. «El FN ha sido fuerte durante mucho tiempo, una fuerza de oposición y ahora debemos simbolizar una estrategia de apertura a otras formaciones políticas. Debemos afinar la línea política para que no se nos caricaturice», dijo.

NUEVOS ESTATUTOS / El Congreso de la «refundación» en la que Marine Le Pen lleva embarcada desde hace meses, para que el partido se renueve y pueda superar un techo de cristal que le deja a las puertas del poder pero sin posibilidades reales de llegar a él, aprobó unos nuevos estatutos de los que desaparece la presidencia de honor ocupada hasta hoy por Jean Marie Le Pen.

Esta decisión consuma la ruptura de Marine con su padre, escenificada en el 2015 cuando tras su empeño en reiterar que las cámaras de gas habían sido «un simple detalle de la historia» de la segunda guerra mundial, Jean Marie Le Pen fue excluido del partido. El cónclave de Lille reelegió presidenta a Marine Le Pen, de 49 años, para un nuevo periodo de tres años. Le Pen dirige el FN desde el 2011, fecha en la que tomó el relevo de manos de su padre.

Durante el discurso de clausura, que se vio precedido por un caluroso saludo del dirigente de la Liga Norte, Matteo Salvini, Le Pen recuperó los temas clásicos del ideario frontista -lucha contra la inmigración legal e ilegal y contra el «totalitarismo islamista»- dejando claro que no habrá un cambio en la línea ideológica. «Transmisión, protección y libertad» serán los pilares del proyecto que llevará adelante el Frente Nacional con la vista puesta en las elecciones al Parlamento Europeo en el 2019 y las locales en Francia. «Somos los últimos defensores de la República francesa», proclamó.