Angela Merkel busca aliados. Dos días después de abordar la cuestión migratoria en una minicumbre en Bruselas, la cancillera alemana volvió a encontrarse ayer con el presidente español, Pedro Sánchez, para reforzar una alianza necesaria que apoye su plan para restringir el flujo migratorio a Europa. «Arrimaremos el hombro para dar una respuesta común», avanzó el líder del PSOE.

Reunidos en la cancillería de Berlín, ambos mandatarios reiteraron que irán de la mano para blindar las fronteras exteriores de la Unión Europea (UE) y endurecer la política migratoria para controlar los flujos internos. Sin embargo, se encuentran en posiciones distintas. Mientras que la acogida del Aquarius ha sido bien vista por la sociedad española, Merkel se ve contra las cuerdas por la presión de su ministro del Interior, Horst Seehofer, que amenaza a la cancillera con cerrar las fronteras de Alemania unilateralmente si no llega a un acuerdo europeo antes del 1 de julio. Un extremo que podría hacer caer al Gobierno.

Con este chantaje a contrarreloj, la líder conservadora ha intensificado los contactos con sus aliados. Con una Italia entregada al discurso xenófobo de su ministro del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, Merkel mira ahora a España como un actor clave para controlar los flujos migratorios «sin levantar la voz».

MÁS AYUDAS / Consciente de la importancia de esa alianza, la cancillera ha defendido que la Comisión Europea preste más ayuda a España como hizo en el pasado con Grecia. En lo que va de 2018 hasta 15.012 personas han llegado a tierras españolas.

Con el paso por el mar Egeo bloqueado por el acuerdo europeo con Turquía, los gobernantes se centran ahora en el Mediterráneo, donde este año han muerto 960 personas al intentar cruzarlo. Aunque la llegada de migrantes por esa vía también se ha reducido drásticamente, Merkel y Sánchez han defendido la necesidad de reforzar la Guardia Europea de Fronteras y Costas (Frontex) y de llegar a más acuerdos con los países africanos de donde huyen los migrantes. Para ello, la cancillera ha instado a los socios de la UE con mejores relaciones con África a que lideren esas negociaciones.

Aunque ambos han reiterado su apoyo a la creación de centros cerrados para retener a los migrantes que soliciten asilo en Europa, sigue habiendo pequeñas diferencias y poca concreción sobre ese procedimiento. El pasado sábado Sánchez y el presidente francés, Emmanuel Macron, acordaron que esas «plataformas de desembarco de migrantes» se ubicaran en suelo europeo.

Sin embargo, la cancillera aún no se ha pronunciado. Hasta ahora alemania se ha planteado la creación de este tipo de campos pero en los países de origen del flujo migratorio o en países del norte de África. La idea es reforzar la cooperación para controlar mejor el proceso de asilo y aligerar el costoso mecanismo de repatriación. «La mayor parte de ellos no tiene derecho al asilo», ha subrayado la cancillera.

A pesar de remarcar la «solidaridad» española con la aceptación del Aquarius, el presidente ha evitado responder si también acogerá el Lifeline, otro barco a la deriva con 230 personas a bordo. Finalmente atracará en Malta.

Sánchez también mostró su apoyo «entusiasta» a la reforma de la eurozona pactada entre Merkel y Macron el pasado 19 de junio y se ofreció a la cancillera para participar en esos debates.

Sin embargo, los aliados bávaros de Merkel también cargaron contra la creación de un presupuesto común europeo, una idea que también desagrada a los países del norte, fiscalmente más conservadores. Tras mostrar su sintonía con Sánchez, Merkel se reunió en privado con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para preparar la cumbre de mañana y pasado en Bruselas, que se prevé especialmente caldeada. Con el Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa) en contra, a la cancillera le será casi imposible consensuar un acuerdo sobre el asilo junto a sus socios europeos. Incluso un pacto para la reforma del sistema de Dublín, que establece que los migrantes solo pueden pedir asilo en el primer país, parece un milagro. Aunque los estados fronterizos (España, Italia, Grecia y Malta) solicitan esa revisión, otros como Bélgica o Austria se oponen, pues supondría aceptar una mayor cuota de migrantes.