Con la conocida como 'ruta de los Balcanes' cerrada oficialmente el pasado mes de marzo, miles de refugiados se encuentran estancados en Serbia a la espera de asilo o intentando continuar su ruta hacia otros países europeos. Solo una parte de ellos, alrededor de 6.000, permanecen amparados por el sistema oficial de acogida en campos creados a tal efecto. Pero hay 2.000 más que deambulan por el país, mayormente en la capital, Belgrado, viviendo en edificios abandonados, como la antigua estación de tren. Su situación se ha vuelto especialmente dramática durante esta semana debido a la devastadora ola de frío que barre Europa. Serbia, precisamente, ha sido uno de los países donde los termómetros han descendido hasta valores de 30 grados negativos.

Cientos de personas, en su mayoría hombres jóvenes sirios, se protegen del frío en el interior de la antigua estación de tren de la capital serbia. Pero no caben todos. Fuera, en los parterres, es imposible colocar una tienda más. Sus condiciones son pésimas. Intentan calentarse con fuegos que permanecen encendidos día y noche y la más mínima condición higiénica y sanitaria brilla por su ausencia. Distintas oenegés, ellas Save the Children, insisten en que hay menores de alrededor de 10 años sin ningún tipo de compañía.

"Nadie nos está ayudando aquí", explica Naeem a BBC, un refugiado afgano que dejó su país por la ofensiva de los talibanes, para añadir: "Hay muchísimos problemas porque no hay lavabos, ni duchas, ni agua". A su lado, Habib, un paquistaní, asegura que "nadie quiere estar aquí". "Estamos esperando a que abran la frontera", asegura, para puntualizar que él quizá la cruce con un contrabandista.

RIESGO DE MORIR DE FRÍO

La oenegé Médicos Sin Fronteras (MSF) ha alertado de los crecientes casos de hipotermia y de la alta probabilidad de que lleguen a producirse fallecimientos si no se ofrece a las personas un refugio acondicionado para el invierno. El director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), William Lacy Swing, ha hecho un llamamiento a los Gobiernos para que respondan a los peligros mortales a los que se exponen los inmigrantes por las bajas temperaturas con ayuda alimentaria y refugios preparados.

En la frontera de Serbia y Hungría, al menos cien refugiados están esperando bajo gélidas que este último país les permita la entrada en su territorio, ha informado la portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Mirjana Milenkovski para añadir que se niegan a ser trasladadas a centros de acogida por miedo a perder la oportunidad de entrar en territorio de la Unión Europea. "No quieren moverse de la frontera", ha asegurado.

Desde hace meses, grupos de refugiados se congregan en la zona de nadie entre Serbia y Hungría en tiendas de campaña improvisadas con la intención de presionar a las autoridades húngaras para que abran la frontera.