El exmiembro de las SS Jakiv Palij, expulsado por Estados Unidos a Alemania el pasado martes, recibió tras la capitulación del Tercer Reich las ayudas destinadas a las víctimas del nazismo, informaba ayer el diario Bild. Según la información de este periódico, que se remite a los archivos del Servicio Internacional (ITS) establecido tras la segunda guerra mundial en Bad Arolsen (norte de Alemania), Palij, de 95 años, fue acogido en 1945 en un campamento destinado a desplazados de Bamberg y de ahí pasó a un centro de reasentamiento.

Según estas informaciones, fue reconocido como persona desplazada, categoría establecida por las autoridades aliadas para la atención de los desplazados, por lo que pudo acceder a ayudas para emigrar a EEUU, fundamentalmente también porque ocultó que había servido en las SS hitlerianas. En 1949 pudo salir del país y en 1957 adoptó la ciudadanía estadounidense.

Palij llegó a Alemania el pasado martes después de que Estados Unidos le expulsara bajo la acusación de complicidad en el asesinato de 7.000 judíos cuando ejercía de guardia «voluntario» en un campo de concentración nazi, en la Polonia ocupada. Nacido en este último país, Palij ocultó su pertenencia a las SS y destacó que su actividad laboral consistía en trabajar en el campo como agricultor. Décadas más tarde salió a la luz su auténtico pasado, tras lo que se le retiró la ciudadanía estadounidense.

Rechazado por todos

Las autoridades de EEUU iniciaron en el 2005 los trámites para expulsarlo del país, donde vivía de ayudas sociales en el barrio neoyorquino de Queens, ya que la justicia norteamericana no le puede juzgar por crímenes cometidos durante la segunda guerra mundial que no hayan tenido lugar en territorio de EEUU. Alemania, por su parte, había rechazado hasta ahora hacerse cargo de Palij con el argumento de que nunca tuvo la ciudadanía alemana y de que no existía ninguna orden de detención en su contra por asesinato o complicidad para ello. Tampoco Polonia y Ucrania -país al que pertenece actualmente la ciudad en la que nació Palij- querían acogerlo.

Con el objetivo de avanzar en el genocidio de los judíos en el este de Europa, las SS reclutaron a más de 5.000 civiles y prisioneros de guerra «particularmente leales» -principalmente ucranianos y personas de origen alemán- a los que llamaban «voluntarios». Palij ha negado siempre haber participado activamente en crímenes de guerra y asegura que su cometido, al que dice le habían obligado, era el de vigilar puentes y ríos. La Fiscalía de Würzburg abrió en el 2015 una investigación contra Palij, que tuvo que volver a cerrar por falta de pruebas. Su expediente se encuentra desde entonces en la oficina central para el esclarecimiento de los crímenes del nacionalsocialismo, con sede en la ciudad de Ludwigsburg.

Un caso similar

El caso de este «guarda voluntario» recuerda al de John Demjanjuk, el ucraniano que emigró a EEUU también como supuesta víctima del nazismo tras la segunda guerra mundial y que fue entregado a Alemania en el 2009, tras agotar todos los recursos contra su deportación. Demjanjuk fue juzgado en Múnich y fue condenado a cinco años de prisión por complicidad en la muerte de 28.060 judíos en un campo de exterminio nazi de la Polonia ocupada.

Inmediatamente después de escuchar sentencia fue puesto en libertad, en consideración a los dos años que ya había pasado en prisión preventiva, y murió unos meses después en un asilo de ancianos. Demjanjuk había nacido en Ucrania en 1920 y fue capturado como soldado soviético en 1942 por los nazis, que lo convirtieron en trawniki o guarda voluntario en el campo de Sobibor. Su sentencia sentó un precedente en Alemania, cuya justicia ha abierto desde entonces varios procesos tardíos por crímenes de guerra.