La suya, de un lado a otro, está siendo una vida de refugios. Mohammed nació y vivió, antes de la revolución siria del 2011, en Homs. Con su familia, cuando las cosas se pusieron feas, cuando Bashar el Asad empezó con los bombardeos y la ofensiva para tomar la ciudad, Mohammed huyó. Fue, con su familia, a Idleb, un bastión rebelde que, hasta hace un mes, no había sido objeto de demasiados ataques.

Hasta hace un mes. «Ahora hay unos pocos menos, pero, desde finales del año pasado, los bombardeos en Idleb son constantes. Los hay a todas horas. Yo he tenido suerte», puntualiza Mohammed. Utiliza la palabra suerte porque en un bombardeo resultó herido de gravedad en la pierna: eso le ha permitido conseguir un visado temporal para entrar en Turquía y poder operarse.

Acaba de pasar la frontera con muletas. Está desorientado y pide ayuda. «Quiero huir de ese infierno. Mi familia sigue allí, en Idleb. Necesito ayudarles a escapar», explica Mohammed, que es solo uno de los casi 250.000 sirios que, en los últimos 30 días, según la ONU, han escapado de la provincia de Idleb hacia lugares más seguros.

En Idleb, hasta hace poco, vivían algo más de un millón de personas, muchas de las cuales llegaron a la región tras escapar del sitio en la vecina Alepo. Muchos de ellos, como Mohammed, se ven obligados a buscar refugio otra vez. Pero Turquía ha cerrado sus fronteras: solo en contadas ocasiones deja que los sirios entren.

Sitios refugio

El cantón de Afrín, al norte de Idleb, también había sido una región refugio en Siria. Allí la guerra había sido algo que pasaba a decenas de kilómetros. Pero el sábado pasado, Turquía lanzó una operación militar para sacar de la zona a las YPG, una milicia kurdosiria apoyada por EEUU, pero que Ankara considera terrorista.

Desde el inicio de la ofensiva turca, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), varios miles de personas están intentando escapar del lugar. Pero no pueden: en un lado del cantón, las YPG, que piden que todos los kurdos se alcen en armas, no se lo permiten. En el otro, los soldados de Asad les cierran el paso. Afrín se ha convertido en una cárcel en guerra, donde los combates aéreos y terrestres son cada vez más intensos. En estos cinco días, 31 civiles y 100 combatientes de ambos bandos han muerto a causa de la operación.

Con la intervención en Afrín, Ankara quiere mandar de vuelta a su país a sirios refugiados en Turquía. «Las operaciones seguirán hasta que la organización terrorista enemiga sea eliminada y los 3,5 millones de sirios que están en Turquía puedan volver», dijo el portavoz del presidente turco Erdogan.