El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, ha llegado este martes tarde al hemiciclo del Parlamento Europeo, cuando la ponente del informe que constata la existencia de un riesgo claro de violación grave de los valores europeos, la ecologista holandesa Judith Sargentini, ya había iniciado su intervención. Nada de lo que ha dicho, sin embargo, ha hecho mella en la postura del mandatario húngaro. “Me opongo a que las fuerzas de la Eurocámara partidarias de la inmigración nos chantajeen. Hungría no va a ceder contra el chantaje, protegerá sus fronteras y pondrá fin a la inmigración ilegal”, ha avisado durante el debate.

No es la primera vez que Orban, cuyo partido, Fidesz, integra las filas del PPE, acude a defender la deriva autoritaria de su Gobierno ante el pleno del Parlamento Europeo. Desde 2012 lo ha hecho al menos en cuatro ocasiones pero una vez más ha dejado claro que la opinión del hemiciclo no le importa lo más mínimo y no la tendrá en cuenta. “El informe que tienen ante ustedes hiere a Hungría, al pueblo húngaro y a su honor. En Hungría las decisiones las toman los votantes en las elecciones”, ha recordado acusando a la Eurocámara de aplicar un doble rasero, extralimitarse en sus competencias y no respetar el Tratado de la UE.

RETIRADA DE DERECHOS

Pese a este contraataque, Orban da la batalla por perdida. “Sé que ya han decidido su punto de vista. Sé que la mayoría van a votar a favor del informe y que mi opinión no va a cambiar su punto de vista” sobre la activación del artículo 7 del Tratado, una especie de botón nuclear que permite castigar a un Estado miembro con la retirada incluso del derecho de voto en el Consejo si se constata que ha vulnerado los valores recogidos en el Tratado de la UE.

Orban no ha entrado en detalles pero ha acusado a la Eurocámara de basar su decisión en “un informe que contiene 37 errores de forma”, que se hizo sin enviar una misión oficial a Hungría, y con el que la Eurocámara quiere “acallar” al pueblo húngaro y hacer “un juicio moral”. El dirigente político húngaro, que ha repartido entre los eurodiputados un informe de más de 100 páginas para rebatir las acusaciones, considera que la propuesta, que se votará este miércoles, es una “venganza” de las fuerzas políticas partidarias de la inmigración por la negativa de su país a acoger inmigrantes y participar en el plan de reparto de refugiados. “Se quiere condenar a Hungría porque los húngaros decidieron que su patria no sería un país de inmigrantes”, ha despachado.

Minutos antes la holandesa Sargentini acusaba al Gobierno de Orban de silenciar a los medios de comunicación independientes, de aprobar normas para limitar la libertad religiosa y de erosionar el estado de derecho y los valores europeos. “¿Vamos a permitir que un gobierno que viola los valores sobre los que se asienta la UE lo haga sin consecuencias”, ha interrogado Sargentini abriendo un largo debate que ha puesto de manifiesto la soledad de Orban.