La policía tangerina ha expulsado en una semana, desde principios de agosto, a entre 1.200 y 1.500 subsaharianos, supuestamente a otras regiones de Marruecos, según han señalado fuentes policiales en la ciudad.

Según la fuente, muchos de ellos son residentes en otras ciudades de Marruecos y vienen a Tánger por lo que llamaron "efecto llamada del verano", en unos casos para buscar oportunidades entre el turismo masivo en estas fechas, o en otros para tratar de abordar alguna de las pateras que este año salen con mayor frecuencia que en pasados años.

Los subsaharianos han sido detenidos en redadas, ya sea callejeras o en sus domicilios, principalmente en el barrio de Bujalef (sur de Tánger, hacia el aeropuerto), donde tradicionalmente viven las comunidades de subsaharianos, casi siempre repartidas por nacionalidades.

Han sido enviados a sus ciudades

Según las fuentes, aquellos detenidos que tienen documentada su residencia en otras regiones están siendo enviados de vuelta a sus domicilios y ciudades bajo amenaza de perder el documento de residencia en caso de reincidir, mientras que los que carecen de residencia legal se arriesgan a la deportación a sus países.

Aunque las fuentes calificaron la operación como "normal", las cifras superan a las que suelen tener lugar esporádicamente en la ciudad del Estrecho. Al parecer, varios elementos han pesado en esta decisión: por un lado, una multitudinaria reyerta entre subsharianos con palos y armas blancas a fines de julio; por otro, el aumento de la mendicidad en la cercanía de los centros comerciales.

Marruecos ha legalizado en los últimos cinco años a unos 50.000 inmigrantes irregulares de numerosas nacionalidades -principalmente sirios o subsaharianos-, pero queda en el país un número impreciso de irregulares.