La presión sobre el bloguero opositor ruso Alekséi Navalny y su movimiento crece a medida que se acerca en el calendario la fecha de las elecciones presidenciales en Rusia, en las que el actual presidente Vladímir Putin renovará su mandato hasta el 2024.

La policía rusa ha irrumpido este jueves por la tarde en la sede en San Petersburgo y ha empezado a registrar los locales, según se muestra en un video difundido por sus seguidores en Facebook. De cara a los comicios, Navalny ha sido vetado de la carrera presidencial por la Junta Electoral Central debido a una condena por corrupción que a buen seguro será anulada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos cuando examine el caso.

En un tuit difundido por la sede del movimiento de Navalny en la segunda ciudad rusa, se informa que la policía ha expulsado a todos los presentes excepto al coordinador, ha impedido la entrada de periodistas, ha incautado los ordenadores, ha apagado las cámaras de vigilancia y ha cerrado las ventanas para impedir que se filmara la escena.

Elevada tasa de abstención

"Han confiscado los ordenadores y los teléfonos móviles, y todo lo que ha sido imprimido; dicen que han sido informados de que distribuimos panfletos de disidentes", ha informado a France Presse Denis Mijailov, uno de los militantes.

A sabiendas de que el único elemento que podrá enturbiar la reelección de Putin es una elevada tasa de abstención, Navalny ha pedido a sus votantes que den la espalda a las urnas tras saberse expulsado de la liza electoral. Según filtraciones periodísticas de conversaciones mantenidas con miembros de la Administración presidencial, el Kremlin espera una tasa de participación del 70% con un porcentaje idéntico de votos en favor del presidente Vladímir Putin, el candidato oficialista. Cualquier cifra por debajo será considerada un fracaso.

La apatía ciudadana ante unos comicios que parecen todo decidido se ha erigido en una importante amenaza para la credibilidad y la autoridad del actual presidente, que continuará en su cargo seis años más. Para ello, el entorno presidencial se ha puesto a trabajar y ha enviado instrucciones a los poderes regionales para que transformen la votación en una jornada lúdica y de esparcimiento con concursos, juegos, y hasta premios.

La oposición 'sistémica', con presencia en el Parlamento -comunistas y ultranacionalistas, entre otros- presentará también sus candidatos, aunque carece de posibilidades de hacer sombra a Putin. Los quebraderos de cabeza para las autoridades únicamente los genera la oposición liberal, que no cuenta con diputados en la Duma Estatal. El presidente ruso evita mencionar por su nombre al opositor Navalny, que ha conseguido organizar masivos actos contra la corrupción y ha llevado la protesta del movimiento contrario a Putin a las provincias, más allá de sus feudos en Moscú y San Petersburgo.

Organizaciones como Human Rights Watch han venido denunciando las maniobras de coacción que desde el Estado se ejercen contra el movimiento de Navalny y sus simpatizantes, tras demostrarse en los últimos meses su gran capacidad de convocatoria.