Italia cerró el sábado la puerta a todas las oenegés que salvan vidas en el mar Mediterráneo, delegando en las autoridades libias la coordinación de las operaciones de rescate. Óscar Camps, fundador de la oenegé Proactiva Open Arms, informó ayer que el Centro Nacional de Coordinación de Rescate Marítimo de Roma ha rechazado la ayuda del Open Arms para rescatar a un millar de personas «a la deriva y sin chalecos salvavidas».

«A las 12.40 horas comunicamos con MRCC (Centro de Coordinación de Rescate Marítimo de Roma) atendiendo a sus siete llamadas generales para rescatar en aguas internacionales a 1.000 personas a la deriva y sin chalecos. Su respuesta: ‘No necesitamos vuestra ayuda’», lamentó Camps. El fundador de Proactiva denunció: «Vamos a presenciar la mayor devolución masiva en caliente de la historia del Mediterráneo».

El sábado, la Guardia Costera de Roma publicó una ordenanza en la que invitaba a todas las oenegés que operan en el Mediterráneo central «a dirigirse a las autoridades de Libia». Esa decisión supone que el MRCC, que hace años coordinaba todas las operaciones de salvamento en el Meditarráneo, ha dejado de existir para las organizaciones humanitarias.

«Si la coordinación de los rescates corresponde a las autoridades libias, todas esas personas serán reenviadas inmediatamente a ese país», denunció Laura Lanuza, portavoz de la Proactiva Open Arms. Y es en Libia, donde esas personas ya han sufrido todo tipo de calamidades y han sido extorsionadas y esclavizadas por las mafias para poder conseguir un pasaje a Europa.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha ofrecido la ciudad «como puerto seguro» para acoger al millar de inmigrantes. «Ahora mismo hay más de 1.000 personas a la deriva en siete barcas e Italia pretende dejarlas en manos de Libia, donde se tortura, viola y esclaviza a las personas», denunció la alcaldesa de Barcelona en su cuenta de Twitter. Colau apeló directamente al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a la vicepresidenta y ministra de Igualdad, Carmen Calvo, para que «ayuden a Open Arms a salvar vidas».

Mientras, 343 inmigrantes siguen esperando en dos barcos que algún país de la Unión Europea los acoja, después de que Malta e Italia hayan rechazado hacerlo. La embarcación Lifeline de la oenegé alemana del mismo nombre espera desde hace más de tres días con unos 230 inmigrantes a bordo en aguas internacionales, pero muy cerca de Malta.

Otros 113 migrantes trasladados de un dispositivo en el que Lifeline participó el jueves pasado están en el buque mercante Alexander Maersk, de bandera danesa, en aguas territoriales italianas cerca de Pozzallo, en la isla de Sicilia.

Ni las autoridades italianas ni las maltesas han dado permiso a estos barcos para atracar en sus puertos. La oenegé Lifeline ha denunciado que «Italia está incumpliendo con el derecho internacional» al prohibir el desembarco, cuando sus puertos son los más cercanos. Un portavoz de la organización, Axel Steier, explica que «la gente está tranquila» y «mientras el agua esté calmada y tengamos provisiones, podemos seguir esperando».