Gracias al buen corazón de España, hemos marcado un punto a nuestro favor», dijo ayer Matteo Salvini, secretario de la Liga, ministro del Interior y vicepresidente del Gobierno populista presidido por Giuseppe Conte. «Agradezco a las autoridades españolas el gesto, es cuanto esperábamos», añadió Conte.

Salvini dio extrañamente la rueda de prensa desde la sede de la Liga en Milán y no desde alguno de los palacios del Gobierno, mostrando su «satisfacción por como se va resolviendo el caso del Aquarius». El ministro se reafirmó en el hecho de que «levantar la voz de manera constructiva en la Unión Europea funciona», pero que la cuestión «no termina con este caso».

«Hemos abierto un frente para una nueva política migratoria continental», añadió, agregando orgulloso: «En nueve días de estar en Interior, hemos recuperado años de adormecimiento, aunque la cuestión no haya terminado».

Salvini no parece haberse percatado de que el primer caso concreto de su política xenófoba ha sido resuelto por un gobierno de izquierdas. Ni tampoco que su intransigencia está causando ampollas tal vez irreversibles en su socio en el Gobierno, los indignados del Movimiento 5 Estrellas (M5S).

EL TRATADO DE DUBLÍN / En los próximos días, Conte viajará a París y a Berlín para plantear la necesidad de reforma del Tratado de Dublín. Roma insistirá en cambiar la cláusula en la que se afirma que el país donde desembarcan los inmigrados debe también albergarlos mientras se tramita el estatus de refugiado, algo que puede durar dos o más años. «Hemos abierto un frente para una nueva política migratoria continental», subrayó un Salvini triunfante, cuya decisión ha abierto un frente internacional de consecuencias inmediatas.

PERSONAS A LA DERIVA / Es probable, pues, que si el cierre de Italia es más o menos permanente, quienes realicen la travesía sin morir en el intento se conviertan en huéspedes de buques de oenegés sin un rumbo preciso, hasta que la UE no cambie las reglas. Como tantas y pequeñas réplicas de la odisea de 1947 del destartalado buque Exodus, repleto de judíos que huían de Europa y que ningún puerto quería.

Además, según ha informado la Organización Internacional de Migraciones (OIM), otras 790 personas han sido salvadas en las últimas horas por barcos mercantes que transitaban frente a las costas de Libia y navíos militares de los dispositivos Eunavformed y Frontex para el control de las fronteras externas de la UE.

De acuerdo con el sistema de salvamentos, los 790 inmigrantes deberán ser trasbordados a otras naves para llevarlos hacia «un puerto seguro», que nadie sabe aún cual será.

A nivel interno, el caso Aquarius ha enardecido en Italia a Salvini, que aparece ahora como el «hombre fuerte» del Gobierno populista, lo que ya está provocando ampollas entre sus socios, los militantes de los indignados del M5S. Además, Salvini ha salido fortalecido tras las elecciones municipales celebradas el pasado fin de semana. Si en las generales de marzo obtuvo el 14,7% de los votos, este domingo subió 11 puntos.