Este jueves se reunirán en Florida el presidente estadounidense,Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping. Pese a las múltiples incógnitas que presenta la histórica reunión, estas son las claves que marcarán el ritmo de la reunión que determinará el futuro de las relaciones entre dos de las naciones más importantes del mundo.

COMERCIO

Trump, como todos sus predecesores, aspira a una balanza comercial menos desequilibrada con China. Ningun líder estadounidense había ido tan lejos como el millonario de Nueva York, quien acusó a Pekín de triturar los empleos estadounidenses y de manipular su moneda para allanar la llegada de sus exportaciones.

Los aranceles cercanos al 40% que prometió Trump a los productos chinos desencadenarían una guerra comercial calamitosa para las dos mayores economías del mundo. Pekín ya ha advertido que las empresas estadounidenses serían las más perjudicadas. Multinacionales como Boeing, Starbucks o Apple dependen del vasto mercado chino para cuadrar sus balances.

COREA DEL NORTE

Ambos gobiernos han adelantado que encabezará el orden del día. Ningún tema les separa hoy más porque uno y otro se culpan del problema. Estados Unidos juzga que China es la única con poder sobre Pyongyang y no la presiona lo suficiente para detener sus desmanes.

Pekín, que esgrime sus esfuerzos diplomáticos durante años, culpa a Estados Unidos de competir con Corea del Norte en provocaciones y políticas irresponsables. La única vía, señala Pekín, es que Estados Unidos y Corea del Norte se sienten a dialogar. China propuso semanas atrás que Washington cancelara sus maniobras militares a cambio de que Pyongyang detuviera sus lanzamientos de misiles. Ambas la ignoraron.

TAIWÁN Y EL MAR DEL SUR DE CHINA

Las relaciones bilaterales rozaron la ruptura cuando Trump recibió la felicitación telefónica de la presidenta taiwanesa y presentó el principio de una sola China como negociable. Fue necesaria una conversación entre ambos líderes y la rectificación estadounidense para apagar el incendio. El asunto taiwanés forma parte de la masiva influencia estadounidense en el Pacífico.

Trump jubiló la estrategia de Obama pero su gigantesco aumento del presupuesto militar sugiere que las tensiones seguirán en el Mar del Sur de China. Los conflictos ahí se acumulan por las tensiones territoriales de Pekín con países que buscan el paraguas de Washington y por las islas artificiales que levanta China. Estados Unidos ha sugerido que se impida el acceso a sus barcos.