El anuncio del presidente Donald Trump sobre Jerusalén coincidió con un día de lluvia en la ciudad santa, la primera jornada de lluvia de este invierno, mientras los vecinos, judíos y palestinos, acudían como cualquier otro día a sus lugares de trabajo. Y, sin embargo, este miércoles pasará a la historia como el día que se produjo una fisura en los países occidentales y Estados Unidos reconoció la capitalidad de Jerusalén para Israel.

S. L. es un dentista que tiene su clínica en Jerusalén oeste, el sector judío de la ciudad, y que no oculta su entusiasmo con la iniciativa de Donald Trump. “Jerusalén ha sido la capital del pueblo judío durante tres mil años y debemos ser nosotros, los israelíes, quienes decidamos dónde queremos tener nuestra capital. Ningún país del mundo aceptaría que otros decidieran dónde debe estar su capital y no sé por qué Israel debería aceptar una cosa así”.

“Lo que más me gusta de Trump es que es una persona políticamente incorrecta y sincera. Hace lo que le parece que está bien y por eso ha decidido reconocer Jerusalén como capital de Israel. Trump es una persona directa y no como la mayoría de los políticos, que dicen una cosa y hacen otra. Además, no podemos bailar al ritmo que nos marcan los demás países puesto que si lo hiciéramos, estaríamos perdidos”, continúa el dentista.

S. L. admite que existe la posibilidad de que el anuncio de Trump origine inestabilidad en la región, o incluso violencia, pero considera que es un riesgo que los israelíes deben asumir. “Uno no puede vivir eternamente con las amenazas de los palestinos; es necesario tomar decisiones que estén al margen de las amenazas pues de otra manera no podríamos vivir. La paz es importante, sí, pero lo más importante es la paz interior”.

Más allá de las opiniones populares están las opiniones de los expertos que, como ocurre con la gente corriente, están dividas. Anshel Pfeffer, un analista, considera que el anuncio “no tendrá grandes repercusiones sobre el terreno” y es un “gesto simbólico” a pesar del “furor” con que ha sido acogido por numerosos palestinos.

Estos días se ha recordado que David Ben-Gurion el primer jefe de gobierno israelí y el máximo líder de los judíos que obtuvieron la independencia, ya propuso en 1949, un año después de la creación del estado, trasladar la capitalidad desde Tel Aviv a Jerusalén, pero Ben-Gurion halló dificultades entre sus propios colegas judíos principalmente.

Uno de sus entonces ministros, Eliezer Kaplan, le respondió irónicamente que el traslado de la capital sería “un error fatal y una innecesaria provocación a los Estados Unidos”. Entonces se consideraba que Jerusalén debía formar un “corpus separatum”, una entidad separada y administrada bajo los auspicios de la comunidad internacional.

Según S. A., un palestino de Jerusalén, Trump se ha metido en un gran problema. “No es relevante si hay grandes protestas o si estalla una tercera intifada. Lo peor es que lo que hace Trump afecta a las personas, a su vida cotidiana, a personas que tenían fe en el proceso de paz, porque de esta manera Trump está legitimando la ocupación”.

LA OPCIÓN DE LOS DOS ESTADOS, MUY DAÑADA

Huda Iman, una mujer palestina de Sheij Yarrah, dice que viendo lo que está ocurriendo en su barrio, “ya no es posible hablar de una solución de dos estados. Los colonos judíos están por todos los lados en mi barrio y nadie puede dudar ya de que Israel no quiere la paz. Es algo que está claro y que se hace evidente cada día”.

La familia de Huda era del barrio de la Colonia Alemana, que está en Jerusalén oeste. La casa de la familia de su madre y la casa de sus padres estaban en ese barrio. Fueron construidas a principios de los años cuarenta, pero sus padres tuvieron que huir a Jerusalén este en 1948 “debido a las amenazas de los judíos”. Sus casas fueron confiscadas por los judíos y siguen en pie hasta el día de hoy habitadas por judíos.

“Como vecina de Jerusalén, estoy triste. Creo que ya hemos hecho muchas concesiones, demasiadas, y a nivel personal, las casas de mis padres fueron confiscadas. Arafat reconoció a Israel en las fronteras de 1967, pero esto no sirvió de nada. Creo que ya no es posible pensar en una situación de dos estados”, dice Huda apesadumbrada.

“Los israelíes me han detenido muchas veces e incluso me han declarado ‘ilegal’ en mi propio barrio de Sheij Yarrah. No nos reconocen a los palestinos de ninguna manera. Estoy triste porque Trump camina hacia la guerra y creo que ha llegado el momento de que los americanos reconozcan el error que cometieron eligiendo a Trump y rectifiquen”.