El Gobierno venezolano ha lanzado una búsqueda por aire y tierra del inspector policial que el martes robó un helicóptero y disparó contra la sede del Tribunal Supremo de Justicia(TSJ). Óscar Alberto Pérez tiene 36 años y es la efímera celebridad de la crisis política desatada en abril en Venezuela. Además de ser detective del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC), se desempeña como piloto, buzo y operador táctico de la Brigada de Acciones Especiales (BAE). Tiene a su vez un costado filantrópico y sensible, como colaborador de fundaciones que ayudan a niños con discapacidad. Pérez, quien ha sido protagonista secundario de la película Muerte suspendida, un autoelogio del CICPC, ha sido convertido por la oposición en un nuevo héroe militar. El presidente Nicolás Maduro lo ha calificado de terrorista. “Se ha comprobado su relación directa con agencias de inteligencia de Estados Unidos”, ha dicho el ministro del Interior, Néstor Riverol. Pérez ya tiene una orden de captura internacional y el helicóptero en su poder es considerado ”una aeronave hostil”.

Reverol está convencido de que los 15 disparos realizados contra la azotea del edificio del TSJ tienen un solo propósito: “elevar la escalada golpista y su ofensiva insurreccional”. El ministro ha acusado a la plataforma opositora, la Mesa de Unidad Democrática (MUD), de mantener “un silencio cómplice” sobre lo ocurrido. La oposición ha vuelto a dar su respuesta en las calles y, nuevamente, se han enfrentado manifestantes y efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). La indignación de Julio Borges, el presidente de la Asamblea Nacional (AN, controlada por la oposición), no estuvo relacionada con el ataque al TSJ sino con el empujón que le propinó un coronel de la GNB mientras simpatizantes de Maduro rodeaban la sede parlamentaria. Borges relacionó la reacción de los chavistas con las últimas declaraciones del jefe del Estado. “Si destruyen la revolución iríamos al combate. Lo que no se pudo con votos, lo haríamos con armas”, dijo Maduro.

LOS INTERROGANTES

“¿Y dónde está el piloto?”, se preguntaron varios analistas con la mente puesta en la comedia cinematográfica que David Zucker dirigió en los años 80 y en la que se parodian las películas de catástrofes de Hollywood. Pero no hablaban de esa farsa sino del inspector Pérez. “¿Es tan fácil robar un helicóptero del CICPC? ¿Por qué no funcionaron los radares? ¿Qué pasó con las baterías antiaéreas apostadas en zonas estratégicas de la ciudad? Aún no se sabe a ciencia cierta qué fue lo que ocurrió, quedan muchos interrogantes sin respuesta”, señala el diario 'El Nacional'. Pérez no solo efectuó la incursión y luego se perdió en el cielo. A la par publicó varios videos en los que llama a la ciudadanía a hacer uso del artículo 350 de la Constitución para no reconocer al Gobierno. “¿Cómo un detective acompañado solo por tres oficiales enmascarados se atreve a realizar esta hazaña?”, quiso saber también 'El Nacional'. La duda tiene que ver finalmente con el nivel de cohesión que existe en estos momentos en los ámbitos militar y policial. No faltan los que auguran nuevos episodios de esta naturaleza.

Por lo pronto, otras batallas políticas sacuden Caracas y tienen también que ver con el TSJ. Su sala Constitucional asestó un severo golpe a la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, quien desde que se iniciaron las protestas comenzó a tomar cada vez más pronunciada distancia del chavismo, aunque sigue reivindicando la figura de Hugo Chávez. El TSJ dictaminó que la Defensoría del Pueblo “puede tener acceso a todos los actos de investigación que cursen ante el Ministerio Público”. Ortega Díaz no reconoció el pronunciamiento del TSJ. “Juro que defenderé la Constitución y la democracia hasta con mi vida, lo juro”, dijo, y fue otra vez jaleada por una oposición convencida de que el chavismo se desgajará pronto.