La tensión entre Estados Unidos (EEUU) y la Unión Europea (UE) por la política comercial proteccionista del presidente Donald Trump va en aumento, como mínimo al nivel de declaraciones públicas. Trump tardó poco más de 24 horas en dar su réplica al anuncio de la UE de que prepara medidas para responder a los planes anunciados por EEUU de incrementar los impuestos a las importaciones de acero y aluminio.

Trump subió ayer un peldaño más en su última réplica a los dirigentes europeos y amenazó, mediante su habitual sistema de mensajes en Twitter, con ampliar sus acciones proteccionistas a la industria del automóvil.

«Si la UE quiere incrementar más sus masivos aranceles y barreras a las empresas estadounidenses que hacen negocios allí, simplemente pondremos un impuesto a sus automóviles que llegan libremente a EEUU. Ellos imposibilitan que nuestros coches (y otros productos) se vendan aquí. ¡Un gran desequilibrio comercial!», tuiteó Trump.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, señaló el viernes, durante un discurso en el Ayuntamiento de Hamburgo (Alemania), que los europeos también pueden tomar medidas similares y que tal vez sea necesario hacerlo. «Europa debe defenderse y se defenderá», garantizó el presidente de la Comisión Europea. Juncker recordó que en la cumbre del G20 que se celebró el año pasado, precisamente en Hamburgo, ya advirtió a Trump de que no impusiera los aranceles, aunque, según lamentó, sus palabras no parecen haber impresionado al líder de EEUU.

«VAMOS A DETENERLOS» / En esa misma cumbre, sin embargo, Trump ya dejó entrever sus intenciones respecto a la industria europea del automóvil, al afirmar en una entrevista concedida al diario Der Spiegel: «Miren los millones de autos que venden en Estados Unidos. Vamos a detenerlos». Diversas marcas europeas, como Mercedes-Benz, BMW o Volkswagen, cuentan con plantas de producción en Estados Unidos. Pero la relación sectorial entre ambos bloques no atraviesa su mejor momento. Una decena de estados norteamericanos demandaron a Volkswagen por las emisiones ilegales de sus motores diésel. Es una batalla contra la contaminación que se entrecruza con una lucha por la cuota de mercado entre la industria estadounidense del automóvil y la europea.

Desde su llegada al poder, Trump ha insistido en proteger la industria estadounidense ante el déficit en la balanza de pagos que Washington presenta en relación con varios de sus socios comerciales. «EEUU tiene un déficit comercial de 800.000 millones de dólares debido a nuestros muy estúpidos acuerdos y políticas comerciales. Nuestros empleos y nuestra riqueza se van a otros países que se han aprovechado de nosotros durante años», insistió ayer Trump en otro tuit.