Si por los republicanos fuera habría que dar carpetazo a las pesquisas sobre el 'Rusiagate'. Este lunes los conservadores que han participado en una investigación en el Comité de Inteligencia de la Casa de Representantes del Congreso han anunciado que no han encontrado pruebas de que se produjera colusión entre la campaña de Donald Trump y el Kremlin mientras Moscú interfería en la última campaña de elecciones presidenciales en Estados Unidos. Sus conclusiones, no obstante, están lejos de permitir cerrar el caso. Han sido reprobadas por los demócratas de ese mismo comité. Y no afectan a otras dos investigaciones que siguen abiertas: las del comité paralelo en el Senado y, más importante, la del fiscal especial Robert Mueller, que sigue avanzando y ya ha producido imputaciones, incluyendo las de ciudadanos y empresas rusos.

El anuncio ha sido realizado por Michael Conaway, el congresista republicano de Texas tejano que ha supervisado el trabajo del comité, que durante más de un año ha entrevistado a 73 testigos, repasado más de 300.000 páginas de documentos y enviado investigadores a siete países. Y según ha declarado, no niegan que Rusia interfiriera “activamente” en la campaña ni que vaya a intentar volver a hacerlo en próximas elecciones, pero sí que Trump o personas de su círculo o su equipo se confabularan con Moscú. También están en desacuerdo con las conclusiones de la comunidad de inteligencia y se muestran convencidos de que los esfuerzos rusos no pretendían favorecer a Trump frente a Hillary Clinton.

A lo máximo a lo que llegan los republicanos es a admitir la posibilidad de que hubiera “mal juicio, reuniones inapropiadas, juicio desacertado al organizar reuniones” como el encuentro de junio de 2016 en la Torre Trump entre miembros del equipo del candidato (incluyendo su hijo Donald Trump Jr.) y una abogada rusa. “Esa reunión no debería haber ocurrido”, ha dicho Conaway, no sin luego matizar que concluir a partir de hechos como esos que hubo complot es “una especie de thriller de ficción de espías” más propio de escritores como Tom Clancy.

El anuncio de los republicanos ha sido celebrado en Twitter por un eufórico Trump, que ha celebrado la conclusión “tras una investigación en profundidad de 14 meses” a gritos (en mayúsculas) en la red social.

En cambio, los demócratas lo han denunciado como “una capitulación al poder ejecutivo”. “Al acabar su papel de control en la única investigación autorizada en la Cámara Baja la mayoría (republicana) ha puesto los intereses de proteger al presidente por encima de los de proteger al país y la historia judgará con dureza sus acciones”, ha denunciado Adam Schiff, el principal demócrata en el comité, cuyo trabajo ha estado marcado casi desde el primer momento por la polarización y la división partidista y el cruce de acusaciones de haber politizado las pesquisas.

El documento preparado por los republicanos, un borrador de 150 páginas, no es público aún y posiblemente tardará semanas en publicarse. Los demócratas del Comité no lo han leído aún. Lo reciben este martes.