La cumbre bilateral entre la Unión Europea y Canadá, prevista para este jueves 27 de octubre en Bruselas, se mantiene de momento en la agenda europea. A menos de 24 horas para esa cita, la cúpula de la UE se niega aplazarla e insiste en que todavía es posible que los parlamentos de Valonia y de la comunidad francófona -las dos entidades que lo bloquean en Bélgica- den su brazo a torcer. “Espero que a lo largo de hoy se logre un acuerdo entre el Gobierno belga, Valonia y las demás partes”, confía el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

El futuro de este polémico pacto ha dominado esta mañana el debate celebrado por el pleno del Parlamento Europeo para valorar los resultados de la última cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE. El presidente de la UE, Donald Tusk, ha admitido que a estas horas siguen sin estar preparados para dar vía libre, pero confían en que los belgas probarán por qué se les conoce como los campeones del consenso.

“La UE no está lista para firmar el acuerdo con Canadá pero las negociaciones continúan en Bélgica. Espero que Bélgica demuestre todavía que defiende los principios comerciales y podamos llegar a un acuerdo pronto”, ha indicado ensalzando la cooperación y firmeza de los canadienses. “La cumbre todavía puede celebrarse mañana”, insiste. En la misma línea se pronunciaba su colega Juncker, que dirige la institución encargada de negociar en nombre de la UE los tratados comerciales internacionales. “Lo importante es que hoy se llegue a un acuerdo en Bélgica. El cuándo se firme finalmente es menos importante”, añadía durante su intervención, subrayando que la fecha no es lo importante sino llegar a un acuerdo que sea justo y que ha necesitado siete años de negociación.

DIVERGENCIAS EN LA EUROCÁMARA

Los encontronazos han llegado de las manos de los grupos políticos. El líder del PPE, Manfred Weber, ha reprochado a la Comisión Europea por aceptar presentar el pacto con Canadá como un acuerdo mixto -que requiere la ratificación nacional y no solo europea- y advertía que el bloqueo valón debe tenerse en cuenta para el futuro. “Es una lección que tenemos que tener en cuenta para el futuro. Los temas europeos tienen que ser responsabilidad del Parlamento Europeo”, defiende.

El socialista Gianni Pitella, mientras, ha optado por defender la búsqueda de aclaraciones de los valones y recordaba que no existe ninguna oposición ideológica al CETA, sino una demanda de aclaraciones. “Se acusa a los valones de frenar el CETA pero no se le dice nada a Orbán [primer ministro húngaro] por rechazar la reubicación de inmigrantes”, se ha quejado.

El resto de los grupos también se han mostrado críticos. Algunos, como los conservadores británicos, con los gobiernos de la UE por “no haber sabido escuchar a los ciudadanos europeos”. Otros, como los liberales, porque el caso demuestra que uno de los motores de las instituciones europeas -el Consejo- no funciona. Mientras que los Verdes han apuntado a la ceguera de los estados miembros por no haber sabido ver lo que venía. “El epicentro de la contestación se sitúa en Valonia” y “no es por casualidad. Desde hace 3 años en la Bélgica francófona los acuerdos de libre comercio se han convertido en el tema principal”.

EN BÉLGICA SIGUEN NEGOCIANDO

A 500 kilómetros de este debate, los belgas continúan negociando. A las ocho de la mañana se reunía de nuevo -ayer lo hizo todo el día- el comité de concertación en el que participan el Gobierno federal y las entidades federadas. Un encuentro ya finalizado que proseguirá por la tarde y al que sus protagonistas llegaban todavía con “uno o dos puntos” por resolver, según el viceprimer ministro Didier Reynders.