A los pies de la Virgen del Pilar. Castellón rindió ayer pleitesía a la Pilarica en una intensa jornada en la que los cientos de maños convirtieron la capital en un pedacito de Aragón. La iglesia de la Trinidad se erigió como epicentro de los festejos religiosos, donde cuatro mujeres llevaron a hombros la peana con la imagen de la patrona aragonesa, que presidió el altar donde el obispo, Casimiro López, ofició una misa baturra que contó con los coros y la rondalla del Centro Aragonés.

El presidente de la entidad, José Antonio Lázaro, encabezó la comitiva, junto a las reinas del 2014, Ángela Bollado y Adriana Herrero, en un acto en el que también estuvieron el alcalde, Alfonso Bataller; y el vicepresidente de la Diputación, Miguel Barrachina, que es el mantenedor.

Mucha emoción al ensalzar la figura de la Virgen de los aragoneses, en una iglesia que se que quedó pequeña. Una comida en un céntrico restaurante precedió al segundo de los platos fuertes de la jornada: la Gran Gala del Folclore Aragonés, que llenó hasta la bandera el Teatro Principal. H