No sirve de mucho, pero es una victoria con mensaje, para los que dudaban de su profesionalidad y fidelidad a unos colores. El final de temporada, desde el punto de vista deportivo, se va a hacer largo, pero es más llevadero con triunfos como el conseguido ayer, fraguado en una actuación esforzada coral.

No fue tan fiero el león como lo pintaba. Para nada el Eldense enseñó las garras que había anticipado, ni el Pepico Amat fue la selva en la que los albinegros tuvieron que batirse el cobre, aunque la sabana africana está en mejores condiciones para la práctica del fútbol que el césped, por llamarlo de alguna manera, del feudo azulgrana.

Así, Fernández Cuesta, más práctico que nunca, dotó de músculo a la medular, desplazando el talento a las bandas, más por la calidad de Aarón y Mareñá que por el desborde. Arriba, libertad de movimientos para Juste y, principalmente, Hugo García. El técnico albinegro planteó el partido con este estilo debido tanto a las caracteristicas del campo como a la del equipo local, que suele centrar sus partidos en el aspecto físico de los jugadores.

La primera parte transcurrió entre pelotazos y encontronazos, un pulso casi imperceptible solo alterado por la ocasión de Álvaro abortada por Héctor Peña.

El Castellón fue de menos a más. Sacó petróleo del nerviosismo de la zaga local y Aarón avisó con un trallazo que Nico le sacó en la parada de la tarde. Minutos después, casi a las puertas del regreso al vestuario, el capitán culminó esta vez acertadamente, con un pase para el goleador inesperado Santos, una acción que mezcló combinación y suerte en los rebotes. El tanto vino en una jugada aislada pero puso por delante al equipo que más mereció y buscó la portería rival.

Partido controlado // Pareció espabilar el Eldense a la vuelta del vestuario (Edu Serrano tuvo el empate a los 90 segundos), pero el Castellón pasó a controlar la situación e, incluso, merodeaba a Nico. Lo mejor es que los minutos pasaban y la victoria estaba a buen recaudo, pese al gol, bien anulado, a Álvaro. El Eldense, incluso, acabó con 10 jugadores, por la roja a Carrión en el 86’.