Es su tercera legislatura seguida como alcalde de Orpesa y le avalan 25 años de experiencia en el ayuntamiento, en los que, sin duda, destacan la austeridad y gestión económica, tal y como demuestran los óptimos resultados económicos obtenidos en los últimos ejercicios. Rafael Albert terminó el año 2011 con un remanente positivo de algo más de 13 millones de euros, un superávit histórico que jamás se había conseguido en el consistorio y que llama la atención de propios y extraños en un momento de grave crisis económica. “No tenemos ninguna deuda pendiente ni hay ningún proveedor que no quiera trabajar con nosotros”, se congratula.

Ahora, mira hacia atrás y recuerda cuando al principio de ser alcalde, en 1995, una compañía eléctrica se negó a acometer las labores de alumbrado para urbanizar un vial “por el dinero que le debía el consistorio”. A partir de ese momento, se empeñó en reducir el gasto y sanear las cuentas, algo que ha seguido a rajatabla hasta la actualidad.

El municipio terminó el año 2010 con alrededor de nueve millones de euros de remanente positivo para gastos generales, de los cuales se guardaron cuatro. “No gastar más de lo que se ingresa y de lo que hay en el bolsillo y tener cuidado con el dinero, fijando los pies en la tierra” son las claves de tan buenos resultados económicos, argumenta el munícipe.

Tanta austeridad y precaución permiten a la población estrenar en estos momentos infraestructuras de la talla del nuevo ayuntamiento, que se inaugurará mañana. Este ha contado con una inversión de seis millones de euros, lo que la convierte en la “mayor actuación municipal en este mandato en la provincia”, señaló el presidente de la Diputación, Javier Moliner.

La avenida de la Plana ha sido otro de los grandes proyectos que se han llevado a cabo en el municipio, con una inversión de más de tres millones de euros. Además, su excelente salud financiera se ha puesto de manifiesto en el momento en el que el propio Albert se ha ofrecido al Gobierno central a adelantarle el dinero para construir el puente sobre el río Chinchilla, algo totalmente inaudito.

Albert mira al futuro con optimismo, pero también con la precaución que siempre ha caracterizado su gestión.