El Zaragoza solo ha sumado 15 puntos en 24 jornadas. Es el colista de la categoría con mucha diferencia, y tiene pie y medio en Segunda. Se juega el ser o no ser en la Liga frente al Villarreal y, paradójicamente, de lo que menos se habla en la capital maña es del partido del domingo.

El club, inmerso en un proceso de ley concursal, acumula unas deudas que ascienden a 145 millones de euros, y los impagos con Hacienda -33 kilos- debe abonarlos en los próximos nueve años.

Por si fuera poco, sus jugadores no están cobrando y el entrenador del equipo, Manolo Jiménez, amenazó con abandonar el cargo el pasado sábado tras caer derrotado en Málaga por un rotundo 5-1. “Siento vergüenza”, admitió.

El técnico, eso sí, parece que ha reculado sobre su intención de dimitir, aunque se despachó a gusto sobre la crítica situación del club: “Las ratas son las últimas que saltan del barco y yo soy el capitán. Sería un acto de cobardía que me fuera”. Para no suavizar su discurso inicial, lanzó un nuevo aviso: “Solo me iría si se repite la actitud del equipo el otro día a partir del minuto 63”.

DURAS CRÍTICAS // Manolo Jiménez dejó claro que no se va del club y explicó los motivos: “No me voy a ir por la afición y los jugadores; no me voy por la educación que he recibido, personal y deportiva”. Y avanzó que en breve se reunirá con el presidente del club, Agapito Iglesias, centro de todas las críticas en la ciudad: “He recibido un mensaje suyo en el que me dice de quedar. Que los jugadores no cobren no es el problema. En este club se ha perdido el norte hace tiempo”, añadió.

Manolo Jiménez, con el equipo colista a 12 puntos de la salvación, aseguró que el equipo debe mantener la dignidad el domingo frente al Submarino: “La afición nos pide que nos dejemos el culo. Se puede bajar, pero con honestidad”. Y concluyó: “Cada uno recoge lo que siembra y el Zaragoza lleva mucho tiempo sembrando en el filo de la navaja”.