Las obras del futuro pabellón cubierto Melilla en el barrio del Progreso de Vila-real ya han arrancado, tras casi cinco años de idas y venidas con el proyecto, que llegó a paralizarse por impagos del Consell cuando ya estaba en marcha. La actuación, con un presupuesto de 950.000 euros, está financiada por el Gobierno autonómico a cargo del antiguo plan Confianza. La ejecución ha empezado a contrarreloj, ya que la subvención implica que el pabellón debe concluirse antes del 31 de diciembre, aunque el consistorio considera que no habrá problema alguno si cumplido dicho plazo falta por ultimar algún detalle en las instalaciones. Y es que la ejecución está prevista durante solo cinco meses.

El alcalde de Vila-real, José Benlloch, visitó ayer las obras de la futura infraestructura deportiva, en compañía de los técnicos de la empresa adjudicataria, así como de la concejal de Deportes, Silvia Gómez, y el responsable del área de Territorio, Emilio Obiol.

El primer edil reconoció que, después de que la primera empresa adjudicataria abandonara las obras por el impago del Consell, se plantearon la posibilidad de cambiar de ubicación el polideportivo a la conocida como la Bassa d’Insa, en las inmediaciones de la Ciudad Deportiva, para concentrar todas las instalaciones deportivas en este punto.

“Si no lo hacíamos perdíamos el millón de euros, por eso finalmente se construirá aquí, concentrando en dos kilómetros todas las instalaciones deportivas”, remarcó el alcalde. En el acto no hubo ningún representante de la Conselleria de Educación, Cultura y Deportes, que es quien sufraga la actuación, por un error en el protocolo municipal debido al cual Benlloch pidió disculpas.

DEPORTes minoritarios // Por su parte, la concejal de Deportes explicó que el pabellón Melilla es una infraestructura muy demanda en la ciudad porque da cobertura a deportes más minoritarios, como el fútbol sala, el hockey patines y el balonmano. “No habrá pista de baloncesto porque ya existe oferta en los otros tres polideportivos”, subrayó Gómez.

De igual modo, Obiol defendió que el proyecto actual, que ocupará una superficie construida de 1.800 metros cuadrados, es más útil y está mejor integrado en el barrio que el anteriormente planteado, que fue paralizado. Además, destacó la vertiente sostenible de la actuación, ya que contará con caldera de biomasa para el agua caliente y tecnología led en la iluminación. Tendrá dos accesos, uno por la calle Riu Anna y otro por la calle Xèrica. H