Estoy muy satisfecho porque finalmente este proyecto se ha convertido en realidad, aunque no ha sido nada fácil”. Así se expresó ayer el concejal de Agricultura, Emilio Obiol, tras la asignación de las parcelas del plan de huertos urbanos --un recinto que lleva el nombre de Fila 13, en referencia a la acequia que le proporciona el agua para regar-- a sus 30 beneficiarios.
El reparto, que se efectuó por sorteo, se realizó en el mismo espacio en el que en unos días comenzarán a sembrarse las primeras verduras y hortalizas. “Las parcelas se han adjudicado de manera provisional, ya que ahora los futuros usuarios tienen que abonar una fianza de 50 euros, que se les devolverá cuando acabe la concesión, en dos años”, dijo Obiol.
El alcalde, José Benlloch, y el edil de Economía, Pasqual Batalla, no quisieron faltar al sorteo de los huertos que, como indicó el munícipe, “permiten a los vecinos cultivar aquello que necesitan, pero también ponen en valor nuestra tradición agrícola”.
De hecho, Benlloch señaló en que la oferta de 30 parcelas se ha completado en una primera tanda. E insistió en que también se han concedido las mismas “con la idea de que, de aquí, puedan surgir nuevos proyectos y ayudar de esta manera a crear empleo y riqueza en un ámbito tradicional, pero también con tanto futuro en Vila-real como es la agricultura”.
En cuanto al perfil de las personas que han logrado uno de los espacios de cultivo, “se corresponde, mayoritariamente, con jubilados y parados de larga duración”, explicó el edil Obiol.
CONSUMO PROPIO // Por su parte, el edil Batalla destacó que “los adjudicatarios van a poder mejorar su economía doméstica, porque lo que van a poder hacer aquí es producir para consumo propio, además de recibir formación que puede ayudarles a la hora de acceder a una explotación mayor”.
Precisamente, y como explicó Obiol, los concesionarios realizarán en los próximos días un curso teórico y práctico de agricultura ecológica, que es la única modalidad agraria que se autoriza en los huertos urbanos de Vila-real. H
