Cuando se acercan las fechas de Semana Santa, el popular pastelero de la Vilavella Sebastián Remolar Vicent toma el protagonista de la mona de pascua. Desde hace muchos años, este especialista en endulzar a la localidad dedica numerosas horas para elaborar una mona de chocolate de grandes dimensiones y que, después de tantos años, se ha convertido ya en toda una tradición en el municipio.

En esta ocasión, el artista pastelero se ha decantado por elegir a dos de los protagonistas de la serie de animación televisiva Los Simpsons, como son Homer y su hijo, Bart. Cabe resaltar que los dos muñecos están elaborados en su totalidad con chocolate negro, pues ha empleado 40 kilogramos de este ingrediente.

Según explica el propio Remolar, “la elaboración de estas figuras se ha llevado a cabo de manera totalmente tradicional; es decir, he ido dándoles forma con diversos huevos de chocolate de distintos tamaños”. En cuanto a la parte policromada, cabe destacar que los muñecos que representan a padre e hijo de la popular serie televisiva americana están pintados con colores liposolubles y, por supuesto, son comestibles al cien por cien.

Al igual que en ediciones anteriores, estas figuras de chocolate estarán expuestas en el escaparate de su establecimiento durante estas fechas para que tanto los vecinos conmo los visitantes puedan contemplarlas. Cuando pasen las fiestas de Semana Santa, que se alargarán hasta el próximo lunes 28, donará la mona a una organización solidaria.

AL PADRE RICARDO // “Todos los años la regalo a una oenegé sin ánimo de lucro y en esta ocasión la entregaré a la Asociación Síndrome de Down que, a su vez, donará una parte al comedor del Padre Ricardo”, explica Sebastián. Y es que las instalaciones del religioso acogen estos días a numerosas personas sin techo, a las que da de comer y, en el caso del albergue, les ofrece también una cama, para no tener que dormir en la calle.

“Nunca pienso en el valor de la mona en sí, sino en las personas para las que, por distintas razones, puede suponer una gran alegría verla y comérsela”, concluyó el pastelero de la Vilavella. H