La Vilavella tuvo que luchar de lo lindo para llevarse un punto de La Maladitja, uno de los pocos campos de tierra que quedan en el panorama nacional. Los hombres de Paula Roig sobrevivieron al terreno de juego, la provocación y dureza del rival y también a la bochornosa actuación de un colegiado que generó muchas dudas sobre su total imparcialidad. No dio una, hasta la afición local reía incrédula.

El partido comenzó muy bien para los visitantes, que se adelantaron en el marcador con un testarazo de su capitán José a los cinco minutos. La consigna era clara, fútbol directo y aprovechar las segundas jugadas puesto que la superficie no estaba para demasiadas florituras.

Tras el tanto de La Vilavella, el choque transcurrió con escasas oportunidades de gol y de juego. El picante lo pusieron los jugadores del Atlético Gilet llevando al trencilla Ion Gogu a su terreno. En ese contexto, La Vilavella se vio acorralada y con la sensación de estar compitiendo contra 12.

Así las cosas, en el 84’ el castellonense Aarón vio la roja directa por una disputa con un contrario mientras defendía un libre indirecto en su área. El jugador local exageró su caída y el árbitro no dudó un ápice en castigar al visitante. Acto seguido, llegó el empate y La Vilavella tiró de coraje para acabar el duelo de pie. H