Unos 130 carros subieron ayer a la Magdalena, en lo que es una nueva demostración de fuerza de una tradición que se reivindica año tras año y que exige una protección en línea con la de la Romeria. El presidente de la Federació de Colles, José Luis Santolaria, aseguró que actualmente están «recabando toda la documentación necesaria para presentar ante las autoridades correspondientes la proposición para que los carromatos sean declarados bien de interés cultural (BIC)», acción que pretenden realizar «tras las fiestas».

A partir de ahí comenzará un periplo de trámites, puesto que para llegar a conseguir esta protección, la petición tiene que ser aprobada por el pleno del Ayuntamiento y también recibir el visto bueno autonómico.

Mientras tanto, la jornada de ayer fue otra auténtica exhibición de saber hacer por parte de decenas de collas, que en estos artilugios motorizados sacan a relucir toda su creatividad. «Son auténticas recreaciones de las antiguas alquerías castelloneras, de un virtuosismo increíble», apunta Santolaria.

La procesión de carrozas sirve para que algunos entes festivos presenten las novedades introducidas durante el año, evidenciando que no hay límites para este ejercicio de inventiva. «En la actualidad, ya hay carromatos para todos los gustos y con todas las modernidades, y algunos incluso tienen aparatos de aire condicionado, neveras para guardar la bebida e incluso camas para tumbarse un rato, sobre todo pensadas para los más pequeños», añade el dirigente.

Aunque en esta ocasión no había premios para los mejores, todos mostraron con orgullo sus creaciones. Entre las más destacadas, las de La Pandilla Rebentats incluye en el exterior algunos elementos del paisaje rural valenciano, como un naranjo, mientras que la de Arròs Caldós apuesta por una decoración rústica. Por su parte, la de la Llonganissa Minimalista es corporativa, pues respeta el color naranja de la vestimenta de sus miembros.

CIFRA DE RÉCORD // Los 130 carros que recorrieron los aproximadamente siete kilómetros que separan Castellón de la Magdalena son casi los mismos que el año pasado, que supuso un récord.