La Romeria de les Canyes es Bien de Interés Cultural (BIC) Inmaterial. Y lo es oficialmente, después del acuerdo del Consell de hace apenas 15 días, aunque en el corazón de Castellón, en el cor de la festa, ya lo era, en el dia gran de la Magdalena. Año tras año, desde la plaza Mayor hasta la blanca ermita del Castell Vell, un río de peregrinos, caña en mano con la cinta verde en el extremo y el mocador al cuello, marchan por el camino que les lleva a los inicios de su historia, de su fundación, por tradición y por rito de Magdalena.

No es Magdalena sin Pregó. No es semana fundacional sin Romeria en el tercer domingo de Cuaresma, que es la que marca el inicio de las fiestas, que desde el 2011 son ya declaradas de Interés Turístico Internacional. Ahora, suman simbología, suman reconocimiento, suman protección y salvaguarda con el BIC para la Romeria que, una vez conseguido, debe ampliarse --y esperemos que en un futuro no muy lejano--, a las gaiatas, distinción unívoca de la semana grande de Castellón, monuments de llum, sense foc ni fum, que representan la iconografía de la fundación, de la bajada del Castell vell al pla de los primeros castellonenses que ya lo eran sin saberlo. Y, en su particular Desfile, tras la Tornà; o en la espectacular Encesa, se muestran como un conjunto único, que después se atomiza a los 19 sectores de la ciudad, y que tejen una red que muestra que el orgull de genealogia es propio de la castellonería más elevada, representada por sus comisiones, pero también por los barrios que las acogen, año tras año.

Pero hay que reclamar también el BIC para la Cavalcada del Pregó, crisol de culturas de la provincia, maremágnum de emoción a través de la historia de la ciudad y de los municipios que conforman la provincia, con su riqueza etnológica y humana, y que transmiten valores como pueblo, como provincia.

Ambos expedientes ya están en marcha, y ojalá tengan todas las resoluciones necesarias para que, en breve, se pueda decir que la Magdalena ya es BIC, con la Ofrena a Lledó en dos tiempos, con su nuevo FAMM! que cada edición va a más, las mascletaes más potentes y espectaculares de la Comunitat y un Coso y Tombacarrers que atraen público de todas partes. Y qué decir de la Feria Taurina de la Magdalena, la primera de la temporada --este año nos ganan en Fallas de Valencia- y el Vítol, que cierra con broche de oro la semana grande.

Son, en total, 270 actos oficiales en ocho días. Para todos, de mañana, tarde y noche, en una confluencia que este año tendrá la connotación de BIC para uno de los actos mayores, los que marcan la tradición y la diferencia.

La identidad como pueblo

La afirmación colectiva de la identidad de Castellón, un símbolo de la cohesión social y de orgullo de pertenencia a una ciudad. Como conmemoración histórica del traslado en un lejano 1252, sus inicios se remontan a 1375, como explica la directora del Archivo Municipal, Elena Sánchez. «Aunque con interrupciones, fue en 1750 cuando se recupera el sentido cívico y conmemorativo del traslado, y se reafirma en 1831, cuando el Ayuntamiento acuerda la asistencia de la Corporación a la Romeria». Así consta en el acta del BIC, que recoge la descripción, sus protocolos, no exentos de polémicas en la historia más reciente, y los rituales que la componen. Y, aunque no lo digan, el paso por Sant Roc, el toque de campana, los ximos, la tortilla de faves y la paella en la ermita son y serán parte de esa tradición cívica. //