Última jornada del encierro hecho a medida para los más pequeños de la casa. Los infantiles vivieron ayer una de las mañanas más dulces de las fiestas, pues ellos fueron los auténticos protagonistas gracias a este evento tan tradicional.

Decenas de niños corrieron por la calle Mayor de Castellón ante cinco carretones (cuatro toros y un buey), mostrando su agilidad y, por supuesto, sus ganas de pasarlo bien. No faltaron las risas y los gritos de emoción al comenzar el encierro. Y es que el arranque es uno de los instantes mágicos de este acto festivo. Los pequeños partieron, como ya lo hicieron en las dos jornadas precedentes, de la plaza Santa Clara para finalizar su recorrido en María Agustina. Todos ellos, acompañados de sus papás, mamás y abuelos, dieron buena cuenta de su gran afición por los bous y esquivaron (algunos con más pericia que otros) los astados.

Fueron cientos las personas que se agolparon en la calle Mayor para sentir, junto a sus hijos y nietos, el ambiente que se respira en el Encierro Infantil. Una mañana que culminó con alguna sorpresa para los participantes, pues una vez finalizadas las tres carreras todos obtuvieron un merecido premio: gusanitos y una lluvia de golosinas. Una recompensa que les sirvió para reponerse tras el esfuerzo. Muchos son los que esperan a que los bous vuelvan a correr por el centro de la ciudad en el 2019.