Faltaba prácticamente un minuto para que finalizara la primera mascletà de la Magdalena 2018 cuando el público que abarrotaba el recinto de la plaza Primer Molí irrumpió en un aplauso que ya no se detuvo hasta que acabó el espectáculo en un final estruendoso. El pirotécnico, Antonio Ferrández, afirmó que en los últimos instantes buscaban que a los asistentes «se les saliera el alma por el pecho». Y vaya si lo lograron.

La de los Hermanos Ferrández, ganadores del concurso del año pasado, fue una mascletà de menos a más, que arrancó con las 74 carcasas que conmemoran los años transcurridos desde que comenzara la actual etapa festiva con fuegos aéreos. Le siguió una introducción variada, con carcasas de trueno, silbatos, roncaderas y volcanadas de colores.

El cuerpo tuvo como protagonistas a los colores rojo y verde, que se combinaron para ofrecer una exhibición aérea que dio paso a un prolongado terremoto dividido en cinco fases, a cual más sonora. El bombardeo aéreo fue destacable, como el redoble de serpentinas de colores. Pero fue el conjunto el que dejó una sensación de saciedad y satisfacción entre el público, que se adelantó con sus palmas a la traca final. En total, 250 kilos de pólvora en tan solo seis minutos de frenesí.

Fue un primer acto pirotécnico muy concurrido. No faltaron las reinas, Carla Bernat y Lucía Burguete; el presidente de la Junta de Festes, Juanvi Bellido; la alcaldesa, Amparo Marco; la concejala de Fiestas y presidenta del Patronat de Festes, Sara Usó; así como los ediles del PP, PSPV, Compromís y Ciudadanos. También estuvieron presentes el rector de la UJI, Vicent Climent; el coronel de la Guardia Civil, Miguel Fresneda, o el secretario autonómico de Empleo, Enric Nomdedéu, entre otros.