Cinco meses después de que el pasado 10 de septiembre la gaiata 16, Rafalafena, abriera la veda de las presentaciones de gaiata, anoche se brindó un merecido homenaje a las 19 comisiones que regularmente sábado tras sábado --salvo festividades-- fueron presentándose al món de la festa. Si cada sector disfrutó de una ceremonia en solitario, ayer fue una velada conjunta y coral, en la que se reivindicó el papel básico que desempeñan las gaiatas dentro de la estructura de la Magdalena. Era, al fin y al cabo, la noche de todos los sectores.

La multitudinaria gala refrendó --por si había alguna duda-- que las comisiones son la piedra angular de las fiestas fundacionales que invaden cada año a los castellonenses y visitantes de alegría y hermandad. Su leal y fiel labor, motivadas por la pasión que desata la llegada del tercer domingo de Cuaresma, son los motores y la luz que permiten desencadenar la Magdalena.

De esta forma, la gala fue una breve compilación de las 19 galas previas que había protagonizado por separado cada gaiata, en la que se rindió un merecido homenaje a todos los comisionarios. Y, en representación de todo el trabajo que llevan a cabo cada año, fueron las diferentes damas de sector las que volvieron a embelesar al abundante público que se congregó anoche en un abarrotado Palau de la Festa.

La ceremonia, así, sirvió para apelar y honrar al sentimiento gaiater, cuyo incansable servicio desinteresado y su amor por la Magdalena son sus principales activos. Brancal de la Ciutat, Fadrell, Porta del Sol, L’Armelar, Hort dels Corders, Farola-Ravalet, Cor de la Ciutat, Portal de l’Om, L’Espartera, El Toll, Forn del Pla, El Grao, Sensal, Castalia, Sequiol, Rafalafena, Tir de Colom, Crèmor y La Cultural, por ese orden, constituyen los baluartes de las fiestas de la ciudad y recibieron de nuevo los honores de todos los asistentes. Cada una posee unas demarcaciones urbanas y una historia a sus espaldas distintas, pero todas, de forma homóloga, representan la esencia de la fiesta.

La bonita estampa que brindó la ceremonia fue un clímax perfecto en el que los sentimientos a flor de piel, los nervios, las miradas de complicidad y los emblemas y escudos de la geografía urbana festera fueron la nota dominante de la velada. Con la vista puesta irremediablemente en el 18 de marzo, solo resta un par de semanas para que el esfuerzo de los miembros que componen las 19 comisiones se vea recompensado con la llegada de esas fiestas que tanto adoran y por la que tanto trabajan año tras año. Por consiguiente, aunque el calendario aún dicta que hay que esperar unos cuantos días más, el homenaje a las damas de sector fue una pequeña muestra de lo que Castellón respirará en breves.