Castellón tuvo un gesto de buenos aficionados. Tras romper el paseíllo, obligaron a saludar a Juan José Padilla. La afición arropaba y daba aliento al torero que hizo un esfuerzo inhumano por hacer ayer el paseíllo. No le importó tener las heridas abiertas, ni le hizo caso a los médicos ni a la lógica ni a la cordura. Padilla es Padilla y así hay que aceptarlo. Esta tierra le admira y le adora. Su honradez siempre fue acogida con agrado, porque no hay nada que moleste más a este público que un torero desganado. Nadie notó ni un mínimo gesto de dolor, ni se le vio acusar alguna carencia. Tampoco teníamos por qué notarlo, la exigencia en el toreo siempre fue dura. Pasó a la enfermería tras pasaportar al primero. El doctor Gustavo Traver lo puso como nuevo y salió mucho más entonado a matar a su segundo. Se justificó con creces, vino a Castellón a triunfar y lo consiguió con sus armas, las suyas. Que nadie quiera ahora cambiarle su personalidad. El Pirata volvió a conquistar a Castellón.

Abrió plaza un toro encastado de Fuente Ymbro, con motor y bastante exigente. Pidió siempre mano bajo y autoridad. Juan José Padilla mostró su sello y repertorio con el abreplaza. Cumplió en banderillas, pareando con variedad. Realizó toda la faena en el tercio, donde se mostró entregado y con pundonor, llegando mucho al graderío. Faena para el gran público, fiel a su personalidad. Lo mejor, la estocada que ejecutó en todo lo alto. Oreja.

Padilla salió a por todas en el cuarto. No se dejó nada en el tintero. Ejemplo de entrega sin límites ante una afición que disfrutó con la pasión que imprimió el jerezano. Faena de enorme conexión con el graderío. Fue el cuarto un toro que embistió a media altura y aunque blandeó en algunos compases, acabó sirviéndole a un Padilla que estuvo mucho mejor que en su primero. Faena bien planteada, de mucho temple y firmeza ante un toro que soltaba la cara en ocasiones. Un final más bullicioso y una gran estocada en la misma boca de riego, dieron paso a una oreja con fuerte petición de la segunda. Aguantó muy bien José Antonio Gracia la petición de la segunda oreja, que quizá, le hubiese restado peso a la ya ganada puerta grande del Ciclón.

A POR TODAS // Vicente Soler sabía lo que se jugaba en Castellón. Su tierra volvió a darle un empujón a su temporada y dejó bien claro que su plaza le da mejor suerte ahora que en su etapa de novillero. Puso en escena todo el hilo argumental de su tauromaquia, basada en los pilares que hicieron grandes a sus compañeros de cartel: la raza, la vergüenza torera, la capacidad para apretar el acelerón en el momento oportuno. No es torero de exquisiteces, pero nadie le puede negar su actitud. ¡Así se sale a una plaza de toros! Ahora solo cabe esperar que este triunfo no solo le abra las puertas de su tierra sino que también pueda sumarse a la corriente de los toreros jóvenes.

Vicente Soler sacó todo su armamento para arrancarle una oreja al tercero de la tarde, un toro cuajado y de armónicas hechuras que llegó muy desfondado a la muleta. Variado el repertorio de capa: largas de rodillas, chicuelinas, crinolinas en el quite… Sorprendió en banderillas, sobre todo en un par al quiebro muy ajustado en tablas. En la muleta se mostró muy por encima del animal en una faena con un toro de poca transmisión. Un final metido entre los pitones y una estocada casi entera -se partió la espada-, dio lugar a una oreja que pidieron con fuerza sus paisanos desde el tendido.

El sexto fue otro de los toros de la tarde, un fuenteymbro enrazado, con las exigencias propias de la casta, y que tomó con celo la pañosa de un Vicente Soler que, arropado por sus paisanos, puso en escena toda su tauromaquia para acabar cortando una oreja y salir a hombros por la puerta grande. Se fue a portagayola, banderilleó con solvencia y muleteó con las ganas de quien quiere abrirse paso. Se desplazó con largura el fuenteymbro en la muleta, y corrió bien la mano el de la tierra, a veces demasiado acelerado fruto del hambre de triunfo. Le faltó pausa y le sobró ambición. Tesón y empeño de Soler, que tras una estocada algo caída y perpendicular de efecto rápido, paseó una oreja que le abrió la puerta grande. El sueño estaba cumplido. Un año más y ya van dos, el de Burriana cumple el expediente con nota y sale en volandas. Hay que tenerle en cuenta de aquí en adelante.

Gustó la presentación del segundo de la tarde, un toro bien hecho, serio y enseñando las palas de los pitones. Un fuenteymbro que además tuvo una calidad excelsa. Fue pronto el animal, colocó la cara con clase y humillación, yéndose lejos cuando sus fuerzas se lo permitieron puesto que hubiese sido un toro de bandera con un punto más de empuje. ‘El Fandi’ lo toreó a placer y se gustó por ambos pitones, sobre todo al natural, donde hubo paisajes aislados de excelente factura. Labor que se vivió con cierta frialdad. Mató de estocada entera. Tardó el toro en caer y se enfriaron los ánimos.

Poca opción de lucimiento tuvo el quinto, un animal que buscó en todo momento la querencia de tablas, siempre escupiéndose de la muleta de un Fandi que intentó sujetarlo con buena técnica. Al abrigo de las tablas y aprovechando las querencias, logró arrancar algún muletazo suelto con el toro embistiendo con profundidad, pero sin hilvanar una tanda completa que levantase los ánimos del respetable. Lo cazó muy bien en una estocada entera que requirió de la cruceta. Ovación. De vacío se fue el granadino de esta plaza.