El sello de bien de interés cultural (BIC) de la Romeria de la Magdalena de Castellón no podía estrenarse de la mejor manera: multitudinario peregrinaje (130.000 personas, según fuentes de la Policía Local), siguiendo a rajatabla lo que dicta la consueta (manual de rituales detallados de la rogativa), clima primaveral y renovación de las promesas anuales de subir al Castell Vell en busca de los orígenes como pueblo, tal y como los castellonenses lo hacen desde tiempo inmemorial.

Desde primeras horas de la mañana, y atendiendo a la llamada de la campana Vicente, cuyo volteo anunciaba a la ciudad la triunfante jornada del tercer domingo de Cuaresma, la plaza Mayor era un hervidero de gente, dispuesta a disfrutar del día más hermoso de Castellón.

A trenc d’alba, y como manda la tradición, y después de una sonora despertà en la plaza del Primer Molí, comenzó el reparto de canyes en el Mercado Central en una tradición invariable y cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. Mientras, la Colla de Dolçainers i Tabaleters de Castelló amenizaba la espera con la interpretación de diversas melodías populares. Castellón se estaba transformando en romero.

De esta forma, fueron llegando al hall del Ayuntamiento las diversas autoridades. Madrugadores fueron los concejales del Partido Popular, incluido el presidente de la Diputación, Javier Moliner, y Ciudadanos. Más tarde lo hacían los ediles del equipo municipal de gobierno (PSOE y Compromís). También el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y la alcaldesa de la ciudad, Amparo Marco, quien lo recibía a título de invitado en la fiesta más grande de la capital de la Plana. Con Puig, la consellera de Agricultura, Elena Cebrián.

LAS REINAS // También el subdelegado de Gobierno, David Barelles, y diputados y senadores nacionales por la provincia de Castellón como Artemi Rallo (PSOE) y Manuel Altava (PP), que se sumaron a una romería que estaba adquiriendo carácter de excepcional e histórico.

Pasadas las 8.30 horas se iniciaba la Romeria de les Canyes hacia el Castell Vell. Con las reinas, Estefanía y Berta, brillando con luz propia en la mañana castellonera, con las damas de la ciudad, gaiatera de la Casa Regional de Valencia en Zaragoza, madrinas, y también los representantes infantiles. A los sones del Rotllo i Canya, el alegre y flamante cortejo encaraba la plaza de la Hierba, calle Colón, Mayor, plaza María Agustina, Capuchinos, Primer Molí, Segun Molí... hasta perderse en la fértil huerta para encontrar el cerro sagrado, el ara pacis de los castellonenses, el solar de los mayores, la ermita.