Desde su nacimiento, en el año 1962, con el ímpetu de Juanito Algueró, la cabalgata infantil se convierte, desde el primer momento, en el elemento forjador por antonomasia del futuro de la fiesta. Y es que la participación de los niños en Magdalena es la consagración de que la fiesta continuará. Porque está el pasado, pero está el porvenir, las esperanzas de que los niños que salieron ayer en la cabalgata infantil garantizan que, de mayores, continuarán con la tradición más pairal.

Castellón es capaz de hacerse pequeño y disfrutar y ver las fiestas desde una óptica infantil. Por eso, en 1969, se creó la figura de la reina de los niños. Una primera monarca de banda infantil que aquel año fue María Asunción Adsuara Segarra, nieta del insigne Manuel Segarra Ribes, que es el autor directo de la cabalgata del Pregó.

Un dato que significa que Lucía Burguete Alcaide, que ayer desfiló triunfante sobre su trono regio de soberano poder festero sobre los niños, es la reina infantil número 50. Cincuenta niñas que año tras año han ido adornando con su simpatía, alegría y dedicación festera la más sublime aventura de los niños castelloneros en clave de Magdalena. En clave de Castellón.

Por eso, el mensaje de la cabalgata infantil de las fiestas de la Magdalena es asegurar el futuro de los festejos mayores y concienciar a los niños de los orígenes del pueblo castellonense. Porque la Magdalena se vive en familia y es en el ámbito familiar donde padres, hijos y nietos son coactuantes de un compromiso de ser fiel a las tradiciones castelloneras, como es el caso de Lucía Burguete Alcaide, que ha ido atesorando su amor por enhebrar un discurso y unos argumentos cien por cien festeros.

Castellón es infancia festiva, identidad de las gaiatas y protagonismo propio de la luz que es inmortal para los niños.