La jornada del tercer domingo de Cuaresma arranca a primeras horas de la mañana, casi en la alborada, con el reparto de les canyes, los báculos sagrados de la peregrinación al cerro del Castell Vell. Son centenares de castellonenses los que madrugan anualmente para hacerse con algunas de estas cañas que forma parte del paisaje magdalenero en el día más grande de las fiestas mayores de la ciudad ,en una vorágine de participación popular.