La luz de Sensal. Alegoría magdalenera en uno de los barrios de mayor sabor popular con el marchamo de su vocación de futuro y sin perder las señas de identidad y tampoco la evocación de la antigua partida labradora de la que recoge el nombre.

Con la plaza de Miguel Bellido (teniente de alcalde y egregio concejal de Cultura del Ayuntamiento de Castellón en la etapa 1979-1987, en las primeras corporaciones municipales democráticas tras el franquismo y hombre de talante liberal y de una cultura extraordinaria), como epicentro del sector, la gaiata 13 puede presumir de contar en demarcación territorial con las vanguardistas y selectas instalaciones del Museu de Belles Arts, una de los espacios culturales bajo el paraguas del Institut Valencià de Cultura (IVC) de Castellón.

Y es que el edificio de Mansilla y Tuñón, una de las arquitecturas contemporáneas más galardonadas en los últimos años del siglo XX, y referencia exponencial de los atractivos turísticos y culturales de la ciudad turquesa y naranja, es, sobre todo, el emblema de un barrio cargado de futuro, como en los versos de Gabriel Celaya cuando habla de poesía. Sensal es poesía.

Versos de fiesta. De tradición transmitida de padres a hijos, de memoria histórica en el fervor hacia el tercer domingo de Cuaresma, de exaltación de los valores castelloneros en forma de la antigua Ciudad Jardín, la avenida Hermanos Bou, la calle Fernando El Católico, la calle Clara de Campoamor, la plaza del mar Mediterráneo, la calle Crevillentedo, la calle El Cid...

Sensal, guarismo 13 en el ordinal de las demarcaciones urbanas gaiateras, se ha consolidado en el panorama urbano con sus bellos monumentos festeros, sus alegorías de luz en forma de luminarias exultantes y la dinamización festera por antonomasia para que el barrio viva plenamente la semana grande magdalenera. Sensal es el paradigma de ese Castellón eterno que traspasa fronteras en la fiesta sin igual del tercer domingo de Cuaresma.