Así da gusto ir a los toros. Asomarse a una de las bocanas de la plaza y ver los tendidos repletos, con un ambiente festivo y predispuesto a pasárselo bien, te llena de optimismo y sobre todo de ilusión. La Fiesta tiene futuro, cabe pensar. Al menos, que la afición sigue latente en una tierra tan taurina como la de Castellón. ¡Que era un festejo gratuito! Sí, pero hay que ir. Más de media plaza. Más de cinco mil almas con ganas de disfrutar de una becerrada, que atendiendo a los caprichos burocráticos a los que está sometida la Fiesta, debe denominarse clase práctica, que suena horroroso. No eran figuras del toreo los que hacían el paseíllo, ni tampoco toros los que se lidiaban, y sin embargo la afición de Castellón respondió. Mi venia a ellos siempre.

Orgulloso de su afición, pero orgulloso también del ganadero y novillero de la tierra. Lo de Daniel Ramos ya no es casualidad. Los novillos que lidió ayer, incluso los que se mataron hace escasos días en Arnedo, hermanos de estos, son fruto de su selección, de lo que él busca como ganadero. Y parece que ha acertado. Ese es el camino que hay que seguir si uno quiere aspirar a mayores logros. La novillada del ganadero de Borriol tuvo nota alta y una dosis importante de bravura y casta, con las consiguientes dificultades o exigencias que conlleva esta. No salieron novillos facilones o bondadosos. Lo dulce, si no va acompañado de lo picante, queda obsoleto. Hoy en día, ni aficionados, ni toreros ni ganaderos buscan ese toro de carril, como se denominaba al que tanto salía por chiqueros en los años 90.

Daniel Ramos ha sabido elegir muy bien su camino porque es buen aficionado y sabe de las exigencias del toreo moderno. El torismo de calidad sería una definición idónea para los pupilos de Daniel, que bien merece algún reto mayor en próximas ediciones. ¿Una novillada picada? Podría ser, siempre y cuando la empresa lo tenga a bien. Ayer dio argumentos, como los dio Héctor Edo. El de Burriana salió convencido de que quiere abrirse paso y acabó ganándose, a base de amor propio y mucho corazón, su próximo debut con caballos en la feria del año próximo. No sería mala combinación. Lanzado queda el guante.

Castellón está de moda, por tanto. Y sigue sacando toreros. La nueva promesa se llama Héctor Edo y es de Burriana, que es lo mismo que decir tierra de grandes aficionados y buenos toreros. El año pasado debutó de luces en esta feria y solventó con corazón su falta de bagaje. Este año, ha sorprendido. Su evolución ha sido notable y su actitud, encomiable. Así hay que salir a una plaza de toros. ¡En su papel de novillero! dirían los aficionados antiguos. Ha demostrado que quiere abrirse paso. Ni un pero a su entrega y amor propio. Se fue a la puerta de chiqueros, aprovechó los quites de los compañeros, enseñó que tiene repertorio con su capichuela de vueltas artistas y que es torero completo en todos los tercios. Cogió los palos y estuvo acertado sobre todo en los pares al quiebro. Se le nota que de valor va sobrado y su actitud delante de la cara del animal, es arrolladora. Y si el año pasado pecó de excesiva entrega --el toreo debe hacerse con despaciosidad--, esta vez se le vio un punto más pausado y asentado. Todo fruto de una cabeza más despejada, pensando los porqués y dando solución a los planteamientos de sus oponentes.

Cortó una oreja de su segundo y cuajó a placer al quinto, el mejor novillo del conjunto de Daniel Ramos, al que le tenía cortado el rabo de no marrar con los aceros. Aun así, paseó un doble trofeo que le permitió salir a hombros con un botín de tres orejas, y la sensación de que sigue habiendo futuro en Castellón. ¡La cantera no cesa!

HAY FUTURO// Hubo un torero al que se le adivinó maneras y futuro: Rafael León. Aunque se le adivina bisoñez --su maestro Fernando Cámara confirmó su escaso bagaje--, posee unas maneras que hoy en día se cotizan. Quiere hacer el toreo bueno y tiene una mente despierta para resolver y sacar partido de los animales. Es un torero de muy buen gusto, de los que te cautiva cuando lo ves. Su manera de encajarse con los novillos, de hundir el mentón, de sentirse... La sensibilidad a flor de piel. A su lote lo cuajó de capote, toreando a la verónica con facilidad y elegancia. Gustó y se gustó el malagueño. Dio una vuelta al ruedo en su primero, que pudieron ser dos orejas de no marrar a espadas. Al sexto sí le arrancó los dos apéndices. Habrá que seguirle la pista.

Ramón Serrano, de la Escuela taurina de Murcia, no se quiso quedar atrás y también mostró sus ganas por querer estar a la altura de las circunstancias. A su primero, que tuvo algunas teclas, supo sacarle el fondo y paseó un apéndice. Dos le cortó al cuarto, al que toreó muy profundo al natural.

Ver a los tres novilleros a hombros, junto con el mayoral de la ganadería, es la imagen más bonita del final del festejo. A hombros se los llevaron a los cuatro, con la sensación de haber disfrutado del toreo en su máxima expresión. Hay futuro. Esa es la mejor noticia de ayer.