El juego de la corrida de Juan Pedro Domecq condicionó la última cita de abono. No ayudaron los blandos juampedros. Al igual que ocurrió en Valencia, a la corrida le faltó raza, motor y, en definitiva, bravura. Salvó el segundo y el sexto, que medio se dejaron, el resto del lote no tuvo la materia prima ideal para el triunfo.

Aún así, López Simón abrió la puerta grande. Y lo hizo a base de entrega y de ese valor seco que le lleva a pisar esos terrenos inverosímiles. Gustó en Castellón su toreo ojedista, mucho más que el toreo en redondo. Y es que en sus finales de faena, ya entregado y metido entre los pitones, se pasó a los animales por detrás y por sitios impensables, levantó los clamores de un público que ayer fue a la plaza a disfrutar y a pasárselo bien. Tanto es así, que incluso le recriminaron al maestro Pepe Gargori que no hiciera sonar la banda. ¡Cosas de Castellón! Público festivo y con ganas de que la música pusiese el calor que le faltaba a la tarde.

El TOREO DE SIMÓN

Apenas picó López Simón al segundo de la tarde, un toro que embistió con transmisión en la muleta, repitiendo por abajo. Buen ejemplar. El madrileño metió al público en faena tras un inicio de rodillas en el centro del ruedo. Mejor se acopló al natural, donde hubo pasajes de nota. La parte final de la faena, con el torero entregado y metido entre los pitones, acabó por entusiasmar al público. Media trasera, que, a pesar de no estar bien colocada, resultó efectiva. Oreja. Saludó en banderillas Vicente Osuna y Jesús Arruga. Buen quite, por cierto, de Diego Valladar, el tercero de Varea, a Vicente Osuna.

López Simón le arrancó una oreja al quinto, de Parladé, un toro sin transmisión ni ritmo, que acabó muy aplomado. Fue una faena intermitente del madrileño. Lo que más llegó al tendido fue el epílogo de la faena, con el torero muy entregado entre los pitones. Mató de estocada caída y paseó una oreja.

VAREA HIZO EL TOREO

López Simón triunfó, pero quien de verdad hizo el toreo caro, el bueno, ese que se cotiza, ese fue Varea. Se presentó como matador de toros en su tierra y dio una dimensión importante. Mucho más maduro, sereno... con la cabeza en su sitio y despejada para pensar y para sacar partido de sus toros. Muy aplomado. Tarde seria del de Almassora. Le faltaron toros y le sobraron pinchazos. De nuevo, la espada fue su talón de Aquiles. En cuanto lo solucione, y no debería tardar mucho en hacerlo, puede ascender a los sitios de privilegio del escalafón.

La faena de Varea al tercero estuvo impregnada de torería y sentimiento. Fue bueno el de juampedro: clase, fijeza, nobleza… pero le faltó ese empuje necesario para que la faena transmitiera. El de la tierra, que se presentaba como matador de toros ante sus paisanos, toreó con despaciosidad, gusto y empaque. Sabroso el inicio de faena por abajo, y desmayado el toreo en redondo. Faena de detalles y de calidad, para aficionados. Mató de dos pinchazos y estocada.

De nuevo Varea firmó una faena repleta de buen gusto y con pinceladas de ese toreo de enorme personalidad ante un toro noble de Juan Pedro Domecq, quizá el de mejor condición del encierro. Bien con el capote, tanto a la verónica como en las chicuelinas del quite, con el compás abierto. Faena de categoría con la muleta. Bonitos los remates, con aroma la manera de irse de la cara del toro… Todo cuanto hizo tuvo torería y personalidad. Los ayudados finales fueron el mejor broche a una faena, en la que de nuevo la espada le privó de un triunfo mayor. Pinchazo y estocada contraria. Oreja.

PONCE, MAESTRO

Enrique Ponce se puso en su papel de figura y se justificó de sobra ente un lote deslucido que, en manos de otro, hubiese durado un suspiro. Dos lecciones de capacidad y técnica aunque la falta de fuelle de sus oponentes, hizo que sus dos trasteos no tuviesen eco en el graderío.

El valenciano se inventó una faena con el que abrió plaza, un toro muy justo de raza al que acabó metiendo en la muleta. Por encima del flojo juampedro el valenciano, tapando los defectos de un animal al que sujetó con pulso su embestida, siempre empapado en la muleta poderosa de Ponce, que estuvo muy firme. Se puso gazapón el toro a la hora de matar. Pinchazo y estocada.

Deslucido resultó el cuarto, sin entrega, desclasado, soltando la cara… Parecía menos malo en las manos de Enrique Ponce, que realizó un verdadero esfuerzo, de enorme mérito, por sacar partido de un toro al que sólo él le vio alguna opción. Encomiable la actitud de Ponce. Mató de una buena estocada.

TARDE A MEDIA LUZ

Así terminó la Feria de la Magdalena, con una tarde a media luz, en la que no acabó de alcanzar las cotas artísticas y de mención de las anteriores. Con este festejo, la Magdalena 2017 dice adiós, con el recuerdo y el buen sabor de boca de marcar un antes y un después. Las grandes entradas ponen sobre el tapete la recuperación de una cita en Pérez Galdós que iba de capa caída y no estaba en su mejor momento. La Magdalena ha vuelto a ser lo que fue, una feria que interesa y en la que las figuras hacen lo posible por estar anunciadas. Este año, Castellón ha iniciado el camino a ser de nuevo una feria de postín.

En el recuerdo, faenas importantes y la ilusión de que Castellón cuenta con dos toreros que pueden tener sitio en las ferias de España: Vicente Soler y Varea, distintos en su toreo, pero con un objetivo: ser figuras.