En Valencia demostró que se debe a su público. Su entrega sin límites, su disposición frente a todo tipo de toros y su manera de vivir cada faena son valores que los aficionados valoran, y que le convierten en un torero esperado. Es el rejoneador del momento, el que comparte ese cetro del toreo con otro grande, Hermoso de Mendoza, su eterno rival. La puerta grande en Fallas constata su momento de esplendor. Es Diego Ventura, un puntal del toreo a caballo moderno.

JORGE CASALS: ¿Contento por el triunfo de Valencia?

DIEGO VENTURA: Sí porque es muy importante comenzar la temporada triunfando. Estoy muy feliz y eso se nota, disfruté mucho en la plaza de toros. Muy contento.

J.C.: Y ahora Castellón...

D.V.: El año pasado no pude triunfar por culpa del rejón de muerte pero espero hacerlo este año. Lo de Valencia me da mucha moral y ojalá se pueda vivir una gran tarde de toreo a caballo.

J.C.: ¿Se nota ese año más en la carrera de Diego Ventura?

D.V.: Sí porque he ido ganando en madurez, buscando torear más despacio y más puro. Siempre quise el éxito, llegar a la cima y sabía que el camino era tirar la moneda al aire cada tarde, pero me olvidaba de torear más despacio.

J.C.: ¿Se está atemperando entonces este nuevo Ventura?

D.V.: Estos años lo que busco es sentirme y cuando lo he logrado es cuando más orejas he cortado. Hay mucha gente a la que le gusta el Diego Ventura de ahora, el que tiene esa pureza pero sin olvidar la personalidad, raza y temperamento.

J.C.: Supongo que sin olvidar que es usted una figura y que como tal, el triunfo también es muy necesario.

D.V.: Lo difícil es mantenerse, dar la cara todos los días estés como estés, porque una figura debe salir al cien por cien cada día. Además, al aficionado hay que motivarle y darle cosas que tengan atractivo porque de lo contrario, seremos nosotros mismos los que acabaremos con la Fiesta.

J.C.: ¿Cuál es el secreto para llegar?

D.V.: Son tantas cosas, que no basta con ser un buen torero a caballo, tienes que tener cualidades como un gran sentido del espectáculo, de la doma, gestionar bien tu carrera… Ser figura, mandar, cobrar el dinero que quieres, es casi un milagro.

J.C.: ¿Es duro y sacrificado?

D.V.: Mucho, yo estoy pensando todo el día en mi profesión. A mis 31 año, sufro mucho de los hombros, las articulaciones… es muy duro soportar todo eso, porque hay mucho ejercicio de doma, de trotar y galopar mucho. Y mi mujer me dice: ¿hasta cuándo?

J.C.: ¿Y cuál es la recompensa?

D.V.: El público. Sentirte querido y reconocido por el público.