Artistas llegados de todo el mundo, números increíbles, arriesgados... ¡qué comience el espectáculo!», invitó el maestro de ceremonias al Palau de la Festa a disfrutar del mayor espectáculo del mundo. De una Galania hermosa con zancudos, malabares, personajes imposibles, payasos y música para rendir pleitesía a Berta Montañés, reina infantil.

Una sucesión de escenas de fantasía desbordante e ilusiones mágicas vertebradas con el buen hacer de Xarxa Teatre que encandiló a un público entusiasmado.

Sorpresas sobrevenidas, instantes maravillosos, juegos y coreografías que se convirtieron en un hilo conductor de lágrimas, emociones y sentimiento profundo. Como el protagonizado por los niños de la gaiata 8, que bailaron al ritmo de Había una vez un circo, con las hermanas de las damas de la ciudad infantil; o ese regalo a Berta, en forma de baile, de sus padres, Pere Pau y Noelia, que interpretaron las castizas Seguidillas castelloneras. Del pueblo.

Y el jocoso número del arte de la equitación. La batalla humorística entre el hombre y el caballo. Metáforas, efectos ópticos, situaciones inolvidables y grandeza artística en una combinación de belleza y simbolismo.

Berta Montañés Selma, con su Galania solemne y de oro, inicia su Romeria a la ermita de la Magdalena, en el Castell Vell.