Dicen que es el mundo superprofesionalizado del deporte de élite. Dicen que es una manera para demostrar su enfado porque los pilotos les abandonan, se van a otro equipo, a otra marca. Dicen que es, simplemente, una norma, una ley, respeto por los contratos, no más. Pero lo cierto, lo paradójico en los test oficiales (recordemos este punto: oficiales), es que las marcas se han estado haciendo la puñeta, unas a otras, para complicar el desarrollo de los ensayos.

LORENZO, MUDO TOTAL

Fundamentalmente, impidiendo, prohibiendo a los pilotos que cambiaban de marca hablar publicamente de los ensayos. El que ha salido peor parado ha sido el tricampeón mallorquín Jorge Lorenzo, que es, sin duda, la gran atracción, la gran novedad, del 'día después' del final de la pasada temporada, con su rutilante aterrizaje en Ducati tras ganar tres títulos con Yamaha. Lorenzo, hoy mismo, ha bromeado en Movistar TV al decirle a Izaskun Ruiz: "Si quieres hablamos del tiempo, pero no de la moto". Ni siquiera de las caídas o las condiciones de la pista. Nada. Cero.

Es verdad, que, con el contrato en la mano, Yamaha hubiese podido impedir a Lorenzo probar su nueva moto, la Ducati 'Desmosedici', estos días en Cheste, complicándole aún más su rápida adaptación a su nueva marca. Es más, el británico Lin Jarvis, jefe de Movistar-Yamaha, ya dijo, públicamente, que "aquí no estamos para hacer caridad, esto es deporte de élite y no nos interesa que Lorenzo entrene en Jerez dentro de quince días", de ahí que le permitiese estar en Valencia, pero no en los test privados (cerrados a prensa y público), que tendrán lugar la semana que viene.

LA PROTESTA DE YAMAHA

Pero es que, en el primer día de Cheste, es decir, ayer, martes, a alguien de Ducati se le ocurrió colocar una pequeña, casi diminuta, pegatina en el guardabarros delantero de la moto de Lorenzo y Jarvis le envió un washap a Paolo Ciabatti, director deportivo de Ducati, protestando airadamente pues, en el acuerdo Yamaha-Ducati para que Lorenzo probase la 'Desmosedici' quedó "muy claro" que la moto no llevaría distintivo alguno, ni marca, ni modelo, ni patrocinadores.

Es evidente que la obsesión de unos y otros (hay quien comentó en el 'paddock' valenciano que los responsables de Ducati también están marcando de cerca la actuación de su expiloto, Andrea Iannone, con la nueva Suzuki) parece estar llevándose hasta extremos insospechados y, por supuesto, bastante absurdos. Se da la circunstancia de que, por ejemplo, en el caso de Maverick Viñales ha sido Yamaha, su nuevo equipo, quien le ha prohibido hablar de su toma de contacto con la M1, ya que Suzuki, su exequipo, le dejaba hablar sobre el test. La explicación, de nuevo absurda: si nosotros no dejamos que Lorenzo hable en Ducati, no está bien dejar hablar a Viñales de nuestra Yamaha.