Es posible, muy probable, que en el seno del equipo Repsol Honda, tal vez no en el entorno más personal de Marc Márquez, es decir, su equipo técnico, muchos quisieran que el tricampeón catalán arriesgase menos de lo que arriesga. Por ejemplo, en la última curva, de la última vuelta, del último Gran Premio de Japón, celebrado en Motegi, el pasado domingo, bajo una intensa lluvia en una pista que era un cristal. Pero, como afirmó Márquez al término de la carrera, “si arriesgué fue porque este Mundial se ganará por pocos puntos y quería los 25 de la primera plaza, no los 20 de la segunda y, también, también, porque no quiero que mis rivales crean que me arrugo por la presión o sacar la calculadora pensando en el título”.

Esa manera de correr de Márquez, después de trabajar durante la primera parte del campeonato para convertir en competitiva la Honda (cosa que ocurre cada año, cuando la marca no acierta con la moto al no cumplir sus peticiones), es la que permite, precisamente, a la marca alada y al equipo Repsol Honda liderar las tres clasificaciones del Mundial. La de pilotos con el propio Márquez (244 puntos por los 233 de Andrea Dovizioso), la de constructores (Honda suma 294 puntos por 273 de Ducati) y la de escuderías, donde el ‘team’ Repsol Honda suma 414 por los 371 de Movistar Yamaha.

“Márquez está muy por encima de su moto, si no fuese por Márquez, Honda tendría casi imposible ganar el Mundial”, señala el veterano manager italiano Carlo Pernat, que impulso la carrera de Valentino Rossi. “Este Mundial tan apasionante tiene dos favoritos: la Ducati GP17, que está muy por encima del resto de motos y, por supuesto, es mucho mejor que la Honda RC213V, y Márquez, que es el piloto que, por sí solo, hace ganar una moto. El peor enemigo de Marc no es ‘Dovi’, no, es él mismo”.

UNA SOLA HONDA ENTRE LAS DIEZ PRIMERAS

Solo hay que mirar la clasificación del último Gran Premio de Japón para darse cuenta de que Honda debería hacerle un monumento cada temporada a Márquez y, por supuesto, este año con mayor razón ya que si no hubiese estallado el motor de la RC213V en Silverstone (Inglaterra), ya casi sería campeón. No hay mejor ejemplo para demostrar que gracias a Márquez, Honda sigue liderando el Mundial, que ver la clasificación final de Motegi donde solo hubo una Honda entre las diez primeras: la de Márquez, que acabó segundo y pudo hasta ganar. Entre esas diez primeras plazas, hubo hasta cuatro ¡cuatro! Ducati (Andrea Dovizioso, 1º; Danilo Petrucci, 3º; Jorge Lorenzo, 6º y Loris Baz, 10º), las dos Suzuki (Andrea Iannone, 4º y Àlex Rins, 5º), dos Yamaha (Johann Zarco, 8º y Maverick Viñales, 9º) y una Aprilia, la del prodigioso Aleix Espargaró (7º).

Y es que tanto Dani Pedrosa, que abandonó, como el británico Cal Crutchlow, que se cayó dos veces en carrera y, finalmente, se retiró, han aportado, a lo largo de esta temporada, muy pocos puntos para conseguir que Honda, como constructor, y la escudería Repsol Honda, como equipo, lideren sus respectivas clasificaciones. La mayoría de puntos han sido sumados por Márquez, que tiene 74 puntos más que Pedrosa y ¡172! más que Crutchlow.

Preguntado al término del Gran Premio de Japón sobre si no tenía la sensación de que él estaba muy por encima de su moto, tal y como opina el ‘paddock’ del Mundial, Márquez le echó un capote a su marca al afirmar que “pese a que, el año pasado, la moto, en agua, iba mejor, lo cierto es que, en el global, esta Honda es mejor que la del 2016. El año pasado era mucho más fácil de pilotarla en agua, eso es cierto, sí, pero la de este año tiene un comportamiento más regular en todos los circuitos y, cuando corres en agua, lo que tienes que hacer es confiar mucho en ella, pues hay un momento en que parece que te vas a caer pero, si confías, no te caes”.

Como ocurre cada año y, tras un intensísimo trabajo, tanto de los ingenieros de HRC, el departamento de competición de Honda, como del equipo técnico que dirige el ingeniero Santi Hernández, Márquez posee ya una moto que le permite pilotar como él quiere. Es por ello que las segundas partes de la temporada del tricampeón de MotoGP más joven de la historia (en Motegi alcanzó su podio nº 100, siendo el piloto más joven en sumarlos) son tan buenas. En los últimos nueve grandes premios, Márquez no se ha bajado del podio a excepción, claro, de la rotura de motor de Inglaterra, sumando cuatro victorias (Alemania, República Checa, San Marino y Aragón), tres segundos puestos (Barcelona, Austria y Japón) y un tercero, en la ‘catedral’ de Assen (Holanda).