Lo han vuelto a hacer. Parecía imposible, cierto, pero ellos, que son los 'putos amos' de este campeonato, los reyes de la velocidad, los artistas del equilibrio, han repetido la magistral, espectacular, difícil y equilibrista carrera que protagonizaron en Spielberg, el trazado de Austria. El italiano Andrea Dovizioso (Ducati) y el catalán Marc Márquez (Honda) han vuelto a ser la atracción del Gran Premio de Japón, en un Motegi lluvioso, inundado, donde se dieron cita 52.400 apasionados y folkloricos espectadores, que disfrutaron de una última vuelta suicida, idéntica a la de Austria, en la que, de nuevo, Márquez quiso intentar el adelantamiento imposible (y lo logró) pero, otra vez, no pudo culminarlo pues 'Dovi' resistió desde el exterior de la última curva de derechas, enderezó mejor su Ducati y abrió gas antes que Marc, logrando su quinta victoria de la temporada y reduciendo a 11 puntos, cuando aún restan 75, la ventaja que le saca el tricampeón más joven de la historia de MotoGP, que con este podio alcanza el nº 100 de su carrera convirtiéndose, cómo no, en el piloto más joven de la historia que lo consigue.

La carrera fue, desde luego, apasionante. Y su final, mientras los demás perdían fuelle, mientras Valentino Rossi (Yamaha) se caía, mientras Dani Pedrosa (Honda) se retiraba, mientras Maverick Viñales (Yamaha) sufría para acabar noveno, mientras Jorge Lorenzo (Ducati) terminaba sexto, fue tan hermoso, vistoso, apasionante e incierto como el de Austria, pero más increible ya que el de hoy se logró ¡sobre agua! ¡bajo el diluvio!, en unas condiciones en las que el equilibrio era lo primordial y donde los pilotos debían luchar contra sí mismos, contra su rival y contra la inestabilidad de sus motos y el asfalto que era un auténtico espejo, resbaladizo, peligrosísimo.

Una pelea que vale un Mundial

Aunque otras dos Ducati, la del propio Lorenzo y la del 'satélite' Danilo Petrucci, prodigioso durante toda la carrera, se intentaron mezclar con los dos grandes favoritos al título, lo cierto es que Dovizioso y Márquez, Márquez y Dovizioso, se adueñaron de la situación en el último tercio de la carrera. Y fue, de nuevo, al llegar a la última vuelta donde se decidió todo. La disyuntiva era una victoria de Márquez y escaparse en el Mundial hasta los 21 puntos o un triunfo de 'Dovi' y reducir la distancia a solo 11 puntos.

Márquez empezó ese último giro como lider y favorito. Y parecía, sí, que de nuevo iba a llevarse el gato al agua. Pero cuando iba delante de 'Dovi', cuando parecía que la distancia de tres décimas de segundo, apenas un suspiro, unos metros, un nada, iba a ser suficiente para conseguir su sexta victoria del año, la rueda trasera de su Honda patinó en el interior de la curva 8, Marc tuvo que soltar frenos, tuvo que sacar el pie izquierdo de su estribera, lograr mantener el equilibrio, salir airoso del lance (una caída, la nº 24 del año, hubiese arruinado su temporada), pero 'Dovi' ya había olido la sangre y se lanzó hacia su víctima.

El adelantamiento suicida de Márquez

Al entrar en la recta de atrás, donde el poder de la Ducati era superior, Dovizioso recuperó el terreno perdido, se metió en el interior y adelantó a Marc, que volvió a esperar su segundo de gloria, el instante que, de nuevo, trataría de ser osado, valiente, sucidia. Era, otra vez, como en Spielberg, la última curva, el giro de derechas de entrada a meta. Y, sí, Márquez apuró la frenada, clavo frenos, metió la rueda delantera de su Honda en la curva, Dovizioso, que recordó Austria ("yo, la verdad, no pensé en aquella carrera", reconoció Márquez), dejó que Marc se colase y se limitó a enderezar su Ducati, abrir gas y, como en Spielberg, aprovechar que Marc se había abierto demasiado (era imposible trazar esa curva sin abrirse) para lograr su quinto triunfo de la temporada y poner aún más caliente el campeonato, que, ahora sí, ya es cosa de ellos dos.

"Si no lo pruebas no duermes tranquilo, lo digo siempre y por eso he vuelto a repetir, a intentar, el adelantamiento. Esta era la pista que menos nos iba a mi y a mi Honda, hemos minimizado las pérdidas, hemos cedido lo mínimo, cinco puntos, y hemos dado un gran espectaculo. Sí, cierto, he metido la moto en un lugar imposible, pero debí intentarlo. No había otra", reconoció Márquez al bajar del podio.

"Estaba convencido, seguro, de que Marc lo intentaría como en Austria", confesó Dovizioso. "Cuando uno lleva detrás a Marc en la última curva, tiene que saber que lo va a intentar. Y, sí, he pensado en Austria, por supuesto, en aquel otro adelantamiento imposible, he tratado de cerrar todos los huecos y, sin embargo, él ha vuelto a encontrar uno, pero sabía que, una vez metida su moto en el interior, no podría trazar bien, saldría largo y yo podría volver a adelantarle. Igual que en Austria, sí. Ha sido precioso, pero de infarto. No voy a esconderme, temí que me bloquease, pero esta vez ha sido más limpio todo".

Márquez y Dovizioso se felicitaron en el 'corralito' de Motegi, celebraron "el gran espectáculo que hemos ofrecido al mundo", reconocieron ambos al unísono, y se citaron, el próximo fin de semana, en Phillip Island (Austria), un trazado junto al mar donde, en teoria, es más terreno de Marc que de Andrea aunque, visto el extraordinario estado de los dos candidatos al título más disputado de la historia de MotoGP, nadie puede considerarse como favorito en ningún trazado.

Mundial de MotoGP: 1. Marc Márquez (España, Honda), 244 puntos; 2. Andrea Dovizioso (Italia, Ducati), 233 puntos; 3. Maverick Viñales (España, Yamaha), 203 puntos; 4. Dani Pedrosa (España, Honda), 170 puntos y 5. Valentino Rossi (Italia, Yamaha), 168 puntos.

TEMAS: