Me emocioné apretando los puños y gritándolo como consigna antes de arrancar el juego, años atrás, y me emociono ahora cuando escucho a los jugadores de la ACD Peñíscola gritándolo desde lo más hondo.

Porque llevar sobre el pecho el escudo del equipo de tu pueblo es mucho más que vestir una camiseta, porque defender sus colores es mucho más que taparse la piel.

Jugar en el club del lugar que te ha visto nacer es defender lo que uno es y de dónde uno es, es gritarle a los aficionados que tu orgullo nace desde lo más profundo.

Esta semana, de sabor agridulce, ha sido intensa para nuestro club de fútbol, que ayer por la tarde ganaba el título de líderes de su grupo en el campo de la vecina Benicarló.

Lejos del desánimo, esta carta quiere reconocer y agradecer el trabajo de los jugadores que han luchado como jabatos toda la temporada, a los técnicos porque han sabido sacar su mejor versión, a la directiva por creer que juntos todo es posible y a la afición por aupar al equipo hasta el sonado ascenso.

La ACD Peñíscola es de Primera. El club ha ascendido a la Primera Regional y eso es motivo más que suficiente para sentirnos orgullosos de los colores que llevan a cuestas a decenas de pequeños soñadores de categorías inferiores, esos que son el alma y el corazón de este club.

Por ellos, por el futuro y porque lo merecéis dedico esta tribuna a aplaudir vuestro trabajo y vuestra dedicación, vuestra entrega y la defensa de los valores del deporte en nuestro municipio.

Me quito el sombrero porque cada mérito cuenta, porque me siento orgulloso de vosotros y porque, como aficionado y futbolero, me habéis hecho muy feliz sumando un nuevo logro. Larga vida al club.

Un abrazo al cielo para Jesús Trigo que, estoy seguro, estará tan orgulloso de vosotros como el resto de los aficionados por el ascenso. Con vosotros, siempre.

*Alcalde de Peñíscola