Hemos vivido recientemente la polémica derivada de las declaraciones de la recién nombrada directora del Instituto de la Mujer, Lucía del Carmen Cerón, en una entrevista realizada por el diario Público. Mucha tinta ha corrido sobre este tema incluso pidiendo su dimisión. Muchas de sus afirmaciones van en contra de la igualdad y son directamente antifeministas y otras simplemente denotan una ignorancia que raya el esperpento.

Más adelante haremos referencia a algunas de ellas pero me gustaría en este artículo centrarme en el concepto voluntad política que aparece en la entrevista que desencadena la polémica. La señora Cerón, a la pregunta sobre el bajo grado de implantación de la ley de igualdad, afirma que no es falta de «voluntad política» porque se han diseñado diversos planes de actuación en distintos ámbitos (promoción de la mujer rural, plan de apoyo a la familia, etcétera) y se ha reforzado la transversalidad.

A mi modo de ver, la voluntad política tiene que ver con las decisiones tomadas y, una de las primeras, es el nombramiento de la dirección de una institución tan emblemática como el Instituto de la Mujer. Nombrar a alguien que no es capaz de articular un discurso coherente sobre cuáles son las causas estructurales de la desigualdad entre hombres y mujeres no es voluntad política sino todo lo contrario. Es una posición ideológica que sitúa las políticas de igualdad en un escalón inferior. La igualdad y la perspectiva de género deberían ser, efectivamente, una cuestión transversal a todas las políticas gubernamentales si realmente hubiera voluntad política; para ello sería necesario que el Instituto de la Mujer fuera dirigido por una mujer referente, con discurso feminista y conocimiento del ámbito. Sin duda hay muchas mujeres con este perfil en este país y muchas de ellas en el ámbito político, pero no se ha decidido nombrar a ninguna de ellas.

Es fácil, en un discurso superficial, acudir a los lugares comunes del discurso igualitario y en contra de la violencia machista. ¿Qué partido político diría hoy en día que no está a favor de la igualdad? ¿Qué partido político no diría que hay que erradicar la violencia machista? Ninguno. Es por ello que la voluntad política se mide a partir de los pequeños gestos. Puede parecer que todas las opciones son iguales pero no es así. Poner al frente del Instituto de la Mujer una dirección que pueda interpelar a otros organismos del Gobierno, a los consejos de administración -de los que habla Lucía del Carmen Cerón- o que pueda entender que solamente a base de aplicar rigurosamente la legislación y ser valiente se producirán cambios estructurales sería una apuesta política. Cualquier otra opción es poner la guinda en el pastel.

La experiencia y la historia nos demuestran que las mujeres no alcanzamos nunca mayores cotas de igualdad en distintos ámbitos sociales y también privados sin generar polémicas. El patriarcado -en sus múltiples formas- se resiste a perder privilegios y es por ello que resulta imprescindible saber a qué nos enfrentamos, conocer las razones por las cuales las mujeres no accedemos en la misma proporción que los hombres, por ejemplo, a los consejos de administración.

Del mismo modo, a estas alturas, la directora del Instituto de la Mujer debería saber que todas las mujeres no estamos bajo los mismos ejes de opresión y que poco importa si a ella, individualmente, le han mirado las piernas o no para acceder a posiciones profesionales (tal como dice en la entrevista no haber sufrido); ella representa -en este cargo- a todas las mujeres y, desgraciadamente, habrá muchas que se hayan visto sometidas a situaciones de acoso en el ámbito laboral dada la frecuente posición subordinada de las mujeres en el ámbito profesional; y especialmente las que pueden vivir una situación de mayor vulnerabilidad porque están, además, bajo otros factores discriminatorios como: la etnia a la que pertenecen, su orientación sexual, su procedencia social, etcétera.

Tal como comentó Lucía del Carmen Cerón en la polémica entrevista, España es (o ha sido) un referente en cuanto a las políticas sobre violencia de género. Esa referencia tiene que ver con legislar y aplicar medidas que ponían en un lugar visible y relevante la temática. Lamentablemente, si el Gobierno no es capaz de rectificar y no pone las políticas de igualdad en el centro, ese protagonismo internacional será solo una «anécdota histórica» para contar a las nuevas generaciones que están por venir.

*Psicóloga social y directora técnica de la Fundació SURT