Una década. Dos legislaturas y media. Tres presidentes de la Generalitat. Un sinfín de fechas que ustedes y yo hemos escuchado y leído como definitivas para el inicio de unas obras, las del colegio Regina Violant, que aún no hemos visto. Lo que no podemos negar es que apenas ha pasado medio año desde la renovación progresista de las instituciones valencianas y ya se ha producido la adjudicación definitiva de los trabajos, el pasaporte para que las máquinas empiecen a trabajar en el antiguo campo de fútbol La Garrofera. En el Ayuntamiento de Almassora hemos recibido la noticia este mes de diciembre como el mejor regalo de Navidad que podíamos esperar, un deseo cumplido a base de reivindicación por un proyecto de justicia: evitar que más generaciones de niños completen su primera etapa académica en aulas de plástico. Nuestro compromiso por la educación pública traspasa el programa electoral y se materializa ahora en esta obra que comenzará en breve, apenas estrenemos el nuevo año.

Hasta entonces no sé cuántas excusas tendremos que escuchar por un retraso que no podemos entender ni la comunidad educativa ni el equipo de gobierno del que formo parte. Solo me queda preguntarme qué clase de Administraciones nos han gobernado en los últimos años y cuáles eran las verdaderas prioridades de quienes las gestionaban. En realidad, ya tengo la respuesta. Ahora sí, Regina Violant. H

*Primera teniente de alcalde de Almassora