Querido lector/a, hacer una encuesta electoral y acertar no es tarea fácil. Lo digo porque si resulta difícil preveer la reacción de un tipo, entiendo que será casi imposible averiguar el comportamiento de unos cuantos millones. En todo caso, aun sabiendo que algunas veces fallan y, otras, se elaboran falsas para que sirvan de propaganda política, reconozco que creo en ellas porque cuando están bien hechas se acercan a la realidad. Por eso pensaba que iba a ganar Hillary y no Trump.

Me explico, si la campaña en EEUU dura 500 días (desde las primarias hasta la noche final), durante los primeros 497 hemos escuchado que Hillary era una jurista exquisita y una experimentada secretaria de Estado. Mientras tanto Trump recibía el trato de populista, machista y xenófobo. Apreciación que, de golpe, tres días antes de las elecciones empezó a cambiar hasta el extremo de que la misma noche de las elecciones y según se orientaba el voto en beneficio de Trump, los comentaristas empezaron a presentar a Hillary como una señora ambiciosa que ha metido la pata en su quehacer privado y en su condición de representante de EEUU en el mundo. Al tiempo, a Trump lo vestían de tipo que se ha hecho así mismo, ha entendido los miedos sociales, ha representado al pueblo en contra del sistema, etc… Tanto cambio la cosa que se llego a decir que los hispanos establecidos, al rectificar su posición y votar a Trump era unos insolidarios que no quieren compartir el sueño americano con sus paisanos del sur.

Querido lector/a, gano Trump y, de momento, aun es un impresentable que mantiene el futuro del mundo en el desconcierto. No obstante, su victoria es un aviso a quienes considerándose padres y madres de la democracia y el progreso, ante los ciudadanos solo son parte del problema en la medida en que, al no solucionar los dramas que sangran sus vidas, les roban la esperanza en un mundo mejor. H

*Experto en extranjería