A este paso, la nueva ministra de Fomento, Ana Pastor, va a hacer bueno a su antecesor en el cargo, el socialista José Blanco, por lo que respecta a los intereses de la provincia de Castellón.

Si durante los últimos días la dirigente popular ha roto el consenso territorial y político al que se llegó en su día para declarar prioritario el Corredor Mediterráneo, ahora también va soltando alguna chinita respecto al aeropuerto de Castellón, que necesita del último empujón por parte del Gobierno para que su puesta en marcha sea una realidad.

El hoy presidente de la Generalitat, Alberto Fabra Part, lideró con éxito una cumbre de alcaldes para defender a capa y espada el Corredor Mediterráneo, porque buena parte de España, por no decir casi toda, se vería beneficiada con la culminación de esta infraestructura, que nos haría más competitivos. Sin embargo, Pastor genera todo tipo de dudas al inclinarse por el Corredor Central.

Por no hablar de la A-68, que ayer mismo acordaron reivindicar los presidentes de las diputaciones de Castellón y Teruel; o del AVE a Valencia y Tarragona; los desvíos de la 340, la prolongación de la A7 -autovía del interior- hasta Cataluña... O sea, que esto se pone feo.