El término antinatalismo fue acuñado por David Benatar, profesor en la Universidad de Ciudad del Cabo, siendo su libro Better never to have been (Mejor nunca haber existido), el texto fundacional de este movimiento. El antinatalismo es una ideología desde la cual se ve el nacimiento de más seres humanos como un problema ético y social. Fundamentalmente, desde esta posición ideológica se anima a no dejar descendencia ni reproducirse de ninguna manera. Básicamente, los antinatalistas le asignan un valor negativo al nacimiento creyendo que, como el mundo está tan lleno de sufrimiento, no es justo obligar a otra persona a venir a él.

Desde esta tendencia se afirma que la extinción sería positiva para los humanos, y aún mas para el medio ambiente. Con esta filosofía no es de extrañar que la depresión y los pensamientos suicidas puedan ser algo común entre la comunidad: «como no tuvimos elección a la hora de nacer --aseguran--, al menos deberíamos tener poder de decisión sobre cómo y cuándo queremos morir». Hay cierta relación entre las teorías antinatalistas y aquellas basadas en el neomaltusianismo.

Esta última es una teoría que considera el exceso de población como un problema para la calidad de vida, abogando por la procreación limitada, y promoviendo una buena planificación familiar para aplicar un freno al crecimiento demográfico, por lo que no es lo mismo ni se sostiene en el mismo esquema argumental: mientras uno orbita en torno a la supervivencia, el antinatalismo opta por el fin de nuestros días logrando la extinción de los seres humanos. Con esta visión del mundo resulta difícil no hundirse en la desesperación. Los que amamos la vida y, por ende, el ser humano, confiamos en que este nihilismo extremo sea solo una moda pasajera.

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)